LA EMPRESA INTELIGENTE

 

 

 

 

 

 

 

Desde hace unos pocos años y debido a los retos que tienen que afrontar las empresas (situación de cambio continuo, la globalización, la mayor competitividad nacional e internacional), se ha venido planteando la necesidad de implementar constantes adaptaciones a entornos en permanente estado de desequilibrio.  El viejo concepto de estrategia empresarial ha evolucionado, y es así como de un modelo relativamente estático, basado principalmente en una planificación formal, de arriba abajo, pasamos a otro totalmente distinto y emergente, el cual se ha venido adaptando, en forma precisa a ciertas incertidumbres (la tecnología, la innovación, los diferentes tipos de mercados, etc.).

 

Es así como el análisis de los recursos de la empresa (conocimiento y capital humano), va adquiriendo más relevancia de la que ya posee, recursos que la empresa debe adquirir para mejorar no solo su posición competitiva, si no también las medidas y acciones que tiene que tomar para sostenerlos y mejorarlos ya que de otra manera estos tenderían hacia el deterioro y desgaste.

 

Una empresa inteligente es aquella, en la que cada uno de sus empleados, en todos los niveles, tiene una clara definición de su VISIÓN y MISIÓN, lo que le permite mantenerse a través del tiempo. Que se adapta a los cambios que exigen las modificaciones de las circunstancias y que consigue de las personas que la constituye un permanente deseo de superación, porque hace del aprendizaje continuo su modo de ser, generando nuevos conocimientos. Esta se construye fundamentalmente con la calidad de su recurso humano. Exige que sus empleados asuman el rol de ser líderes transformadores, convirtiéndose en personas capaces de no solo entrenar a sus subordinados, si no también que sean capaces de delegar, orientando siempre los resultados en función de los objetivos de la Empresa, aprendiendo a trabajar en equipo a través de una comunicación eficaz, y asumiendo que este aprendizaje es una actividad continua y creativa de todos los componentes humanos de la empresa y de otros individuos con las que esta se relaciona (clientes, proveedores, grupos sociales, etc.).

 

Características de una «empresa inteligente:

 

* Visión o valores que desean sostener, estos deben ser transmitidos y compartidos por todos los integrantes de la Organización.

* Misión o conjunto de tácticas y estrategias para convertir en realidad la Visión.

* Tener compromiso con los valores que la sustentan.

* Correcto aprovechamiento del recurso humano, teniendo en cuenta la capacidad de aprendizaje de la gente en todos y cada uno de los niveles de la organización.

* Apertura al aprendizaje permanente.

* Capacidad de sobreponerse a las dificultades, reconocer amenazas y aprovechar nuevas oportunidades, tomar decisiones eficientes, aprender en conjunto y aplicar.

* Trabajo en equipo: Lo que se quiere ser, Cómo se quiere ser, Dónde se quiere llegar.

 

Una empresa puede enfrentar los acelerados cambios sociales-políticos-económicos que nos envuelven, a través de cambios constantes y rápidas adaptaciones. Nuestra gran fortaleza debe ser la de aferrarnos en ser suficientemente flexibles para abandonar viejos paradigmas y adaptarnos a los nuevos esquemas. La capacidad de aprender con mayor rapidez que los competidores quizá sea la única ventaja competitiva sostenible. Arie Geus -dijo- “Esta es la piedra fundamental de una Empresa inteligente”.

 

¿Cómo se puede lograr ser una empresa inteligente?: No basta solo con poder lograr organizaciones inteligentes, hay que mantenerlas. Para ello, se utilizan herramientas del pensamiento sistémico, este es un punto de observación y un conjunto de habilidades reflexivas; un método de aprendizaje que incluye procesos, lenguaje y tecnología. La normativa interna de la empresa debe comprometerla a desarrollar, mantener, facilitar y emplear las capacidades humanas esenciales de todos aquellos vinculados a la empresa, hasta donde sea posible. “Una empresa inteligente es aquella que está organizada de forma consistente con la naturaleza humana” . El trabajo en grupo no puede ni debe aplastar al individuo.

 

Carlos Herrero

cherrero@mundivia.es