|
|
Procesión de la feligresía católica Iglesia El Calvario,
1960
|
La profunda devoción cristiana y fe
católica adquiere su mayor altura durante la celebración de la Semana Santa y es una tradición de gran arraigo entre la
población esteliana. Sin embargo, el paso del tiempo y la influencia de
costumbres exógenas ha
venido a cambiar la actitud de la población actual y la misma Iglesia
Católica, ha modificado estas celebraciones.
Estelí a mediados del siglo pasado
era un pueblo agrario y se convertía especialmente para Semana Santa en el
centro de convergencia de las comunidades rurales de sus alrededores. Se
veían frente a las casas o en los patios gran cantidad de bestias de silla,
propiedad de los campesinos que llegaban a éstas celebraciones los que se
alojaban a lo largo de toda la semana en la ciudad de Estelí. Siendo bien
recibidos por sus amigos y parientes los cuales para demostrarles su aprecio
les servían al momento de las comidas el primer plato. Para la Semana Santa, se
creaba un ambiente lleno de religiosidad y espiritualidad. Toda la población
se conducía de la mejor manera posible para no lastimar al Señor de acuerdo a
las costumbres de esa época. Se abandonaba las actividades cotidianas y la
vida del pueblo se centraba en la oración, ayuno, penitencia y participación
en todas las actividades religiosas programadas por la Iglesia Católica.
El centro vital era la
Iglesia Parroquial y El Calvario, ubicada frente a la casa
de Don Ramón Rodríguez, en la plaza Adolfo Altamirano que estaba ubicada
donde actualmente es el colegio Guillermo Cano. El contenido principal de la Semana Santa eran
las misas y procesiones, que se realizaban todos los días.
Se iniciaba el domingo con la
bendición de ramos, eucaristía y la procesión de Jesús del Triunfo que hacía
su recorrido del Calvario a la iglesia; el Lunes salía en procesión la imagen
de Cristo acompañado de la
Virgen María; el Martes procesión de la madre de Jesús; el
Miércoles se realizaba una vela recordando la oración que hizo Jesús en el huerto de Getsemaní; Jueves misa Crismal
celebración de la última cena y lavatorio
de los pies a los apóstoles para lo cual se seleccionaba a destacadas
personas de la congregación católica y culminaba con la procesión del
Silencio por la noche; el Viernes sermón de las Siete Palabras, Santo Vía
crucis, liturgia de la palabra, oración universal, adoración de la Cruz y procesión del Santo
Entierro; y el Sábado de Gloria misa de Gloria con solemnes repiques de
campanas. Por la tarde se celebraba la procesión de la Dolorosa en la que
salía además la imagen de Jesús. Estas imágenes iban por las diferentes
calles hasta encontrarse. Como la población no quería lastimar al Señor, no
se rajaba leña, ni se encendía el fuego y se preparaba con alimentos para
toda la semana. Eran comidas típicas de esa semana los tamales pizques y
rellenos, gallo pinto, nacatamales, totopostes, caure,
indio viejo, sopa de cuajada y otros. Bebidas comunes eran: pinol simple
acompañado con un pedazo de dulce de rapadura, chocolate y chicha bruja y
entre los dulces se comía el malmesabe, matajatol, almíbar de palmito, buñuelos y otros. Desde el
Miércoles hasta el Sábado no se consumía carnes de
ninguna clase.
Estelí en la década de los 60’s,
era una pequeña ciudad de 14,500 habitantes aproximadamente, con unas 2,480
casas con costumbres y tradiciones muy arraigadas en la población
especialmente las referidas a la Semana Santa. Hoy la ciudad tiene 90,000
habitantes aproximadamente y unas 19,000 casas y una población secularizada
que ha perdido sustancialmente esas tradiciones.
La población esteliana de esos
tiempos recuerda gratamente a los presbíteros José Filemón
Herrera, Luis Enrique Mejía y Fajardo y Santiago Emilio Chavarría altos
exponentes del sacerdocio de la parroquia de Estelí.
Prof. Jaime Herrera Chavarría
Investigador y escritor
esteliano
Teléfono 713-1478
|