COSAS QUE NO DEBES PERDER |
Hay cosas en la vida
que son más importantes que las riquezas y el oro; debes esforzarte por
conservarlas, pues si tienes éstas, aunque pierdas todo lo material, podrás
recuperarlo. Mas si pierdes tu buen nombre, el amor, tu familia, eso es muy
difícil de recuperar. Proverbios El real estatus
social, es la gente con quien puedes hablar y comunicarte sinceramente. Por ejemplo, ¿qué
pasa cuando se va la luz en tu casa y no hay Playstation,
juegos electrónicos, televisión, equipo de sonido; lo único que te queda es
un juego viejo de cartas o juegos de mesas? Todos se reúnen en un lugar y te
empiezas a comunicar como hacía meses no lo hacías con tu familia. ¿Qué
sientes en ese momento? Sientes cosas que hace años extrañas. ¿No se extrañan
esos momentos cuando no había, sino para comprar legumbres, pero había amor?
Ahora tienes para comprar todo tipo de comida, pero sientes el vacío del
amor. Hay cosas que nunca hay que perder. Si pierdes el dinero con el que
compras esas cosas, jamás pierdas el amor, pues con ese amor las legumbres
saben mejor. Si ya lo sabemos, ¿por qué somos tan tercos de perderlo? Dios ya
te las enseñó en la vida misma. Cuando vienes aquí, Dios te está recordando
lo que tú valorabas un día y lo dejaste de hacer. No hay mejor cosa para los
seres humanos que aprender a vivir aquí en la tierra. Dios es Dios del cielo
y de la tierra. Si El te va a bendecir en el cielo, lo hará en la tierra
también. Aquí en la tierra es donde hay que aprender a vivir. Esta es una
enseñanza impresionante para mí que nos enseña a vivir. Proverbios 17:1
Mejor es un bocado seco y en paz que casa de contiendas llena de provisiones.
Muchas veces, cuando Dios ha bendecido la economía de tu hogar, los pleitos
son por la economía bendecida. Tienes que aprender a vivir con cosas. Algunos
no las tienen y creen que tenerlas puede ser lo mejor que les pueda pasar; al
rato tenerlas para algunos no es tan bueno. Pierden el sentido de vivir y
empiezan a vivir para cuidar cosas. Aquí dice: “es mejor un bocado seco con
amor y paz, que una casa llena de provisiones, pero llena de contiendas”. Te
peleas por las cosas materiales. Tiene que tener sentido que Dios te haya
bendecido económicamente, que puedas seguir viviendo feliz. Las cosas jamás
te deben de quitar la felicidad. Hasta cierto punto, te dan un grado de
felicidad; a ti no te da lo mismo que tu hijo estudie en un buen colegio a
que esté en uno no tan bueno. Aprendamos a vivir. Es importante. Proverbios 25:24
Mejor es estar en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa
espaciosa. Tiene una gran casa y la
mujer va de pelear todo el tiempo. El hombre o la mujer, porque los hombres
también son rencillosos. Es mejor habitar sólo en la terraza, en invierno,
bajo el agua con granizo que en ese gran cubo de hielo allá dentro en la casa
espaciosa. Los pleitos hacen sentir la sala, el comedor, el estudio feo. Les decía a los líderes la vez pasada que
el peor día de mi vida ha sido el que perdí los estribos y pegué un grito
bien feo en la casa, y vi a mis hijos tenerme miedo
en ese momento. Ese es el peor día de mi vida, porque uno no tiene hijos ni
se casa para hacer sentir mal a la gente; uno está para hacerla feliz, para
que en la casa haya alegría, no encierros, llantos. Eso no te lo compone todo
el dinero del mundo, ni una mesa llena de provisiones, ni una casa espaciosa,
ni un cuarto para cada uno de ellos, no compone nada de lo que verdaderamente
necesitamos para vivir. Si piensas habitar en una casa más grande, piensa
primero en esto: ¿Así como me mato trabajando para conseguir una casa,
realmente me mato para hacer feliz a mi familia? ¿Qué es mejor un buen pedazo
de bisteck o una sonrisa en la mesa? ¿Menos
dormitorios o quizá menos espacio, pero con ese calor de hogar? ¿Qué es
mejor? Un carro para cada uno de la familia, donde ya nadie se ve ni se
habla; o que tengan uno y tengas que repartirlos a todos, pero que se
conserve la unión familiar. Si conservas la paz y el amor, no importa si no
tienes la mesa, el auto, las habitaciones, pero si hay amor, aprecio, tienes
lo más valioso que todo el dinero del mundo no lo puede comprar. Lo irónica que es la
vida. ¡Cuánta gente rica no tiene tiempo para venir a la iglesia, para estar
en la graduación de los hijos, para ver crecer a la hija, para parar su carro
en una cafetería y tomar un café, conversar por 20 minutos! Muchos de ustedes
viven mejor que los ricos y no se dan cuentan. No les digo que ser rico sea
malo, les he enseñado a cómo llegar a ser rico; a cómo vivir como
verdaderamente debe vivir un rico, no preso de todo eso, sino usando eso para
vivir mejor. Las cosas en sí no son un fin, sino un medio para obtener algo
mejor que las cosas. El fin no es la cama, sino dormir mejor. La vida no
consiste en la abundancia de los bienes que se poseen. Por otro lado, tenemos
la gente que vive irresponsablemente, que no trabaja. Eso es algo
inaceptable. Pero la paz y el amor valen más que todo el oro y la plata del
mundo. Proverbios 22:1 De
más estima es el buen nombre que las muchas riquezas y la buena fama, más que
la plata y el oro. La mejor herencia que les puedes dejar a tus hijos es un
apellido que no ha sido manchado. Que tu hijo se pueda llamar como tú sin
ninguna vergüenza. Y no que sea una vergüenza que se llame igual que tú. La
mejor herencia es la conducta con la que viviste en esta tierra. El buen
nombre es mejor que la plata y el oro, y la buena fama, mejor que las
riquezas. Hay cosas mejores que la riqueza, la paz, el amor, el buen nombre y
la buena fama. Nosotros construimos un nombre. La gente bromea con mi nombre.
Dicen “Cash” por la plata, pero así me decían desde niño. Ahora creo que mi
nombre tiene que ver con efectividad. ¿Qué significa tu
nombre hoy? El que llega temprano o el que siempre llega tarde. El que cumple
lo que ha prometido o el que siempre pide días de prórroga. El que copia y lo
llevan a la dirección todos los meses o el que está en el primer lugar. El de
venganza o el manso y humilde, el que siempre ha perdonado lo que le han
hecho. El que difama o el íntegro. Tu nombre hoy ya significa algo en algún
lugar. O lo bueno o lo malo. Pero hay gente a la que no le importa
perder su nombre por hacer diez pesos más. Si un día pierdes todo el dinero
que tienes y además perdiste tu fama, lo único que te queda es irte del país
para empezar de nuevo. El nombre es mejor que las riquezas y el oro. Cuando se menciona
Casa de Dios, se menciona excelencia, milagros, liderazgo, presencia de Dios.
Tenemos un nombre ya hecho. Después de años de ser consistentes en lo que
hacemos, persistentes, santa terquedad, eso es lo que está presente aquí.
Cuando decimos que hacemos algo, lo hacemos el 90% de las veces. Tenemos
estabilidad, porque sabemos que vamos a un lugar, tenemos metas definidas,
tenemos liderazgo. El nombre se construye, Dios te dio un nombre, tus padres
te pusieron uno, pero lo más importante es qué tú hagas con él. ¿Qué se
menciona cuando se dice tu nombre? El incumplido, el que dice puros cuentos,
promesas que nunca se cumplen. Corrige tu nombre, vas mal, vas a ser de los
que brincan de trabajo cada seis meses; te quejas por todo, pero tienes que corregir
tu nombre. Cuando entras a una oficina, ¿qué se dice de ti? El cortés, el que
no ayuda a nadie, el amable. Estamos a tiempo de reconstruir nuestros nombres
y nuestros valores como personas. Dios perdona, la
vida no. El te dice: “Ya te perdone todo lo que hiciste”. La sociedad es la
que no perdona, por eso no consigues trabajo. Tienes que reconocer que tienes
que volver a comenzar todo otra vez y pagar lo que
hiciste. Si tú has sido esa persona que ya sabes lo que de ti se dice por lo
que has hecho en esa oficina, mañana quiero que juntes a la gente y le digas
que estás avergonzado de cómo te has comportado y que hoy comienza una nueva
persona en ti. Propón en tu corazón tener un buen nombre, con buena fama,
porque aunque pierdas el dinero, si tienes un buen nombre, lo vas a
recuperar. Si algún día tienes que elegir entre quedarte sin trabajo o sin
nombre, quédate sin trabajo porque trabajos hay miles, que o los encuentras o
tú mismo los haces; pero tu nombre, no puedes, porque cuando ya te conocen, qué
importa el nombre que te pongas, significa lo mismo. Así que en el colegio,
en el trabajo, en la iglesia, en la casa, en el vecindario, en la
universidad, donde vayas y en el cielo, ten un buen nombre. Aunque lo pierdas
todo, si tienes la fe, el buen nombre y conservas la paz, puedes recuperar lo
que has perdido. Ministerios Cash
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