Jaimito fue con sus padres a la iglesia y cuando llegaron el padre le dijo: «JAIMITO, deja tu bicicleta afuera que el espíritu santo te la va a cuidar.»  Cuando entran, Jaimito dice: «En el nombre del Padre y del Hijo.» Y el padre le pregunta: «¿Y el Espíritu Santo?» «Está afuera cuidando mi bici.»

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Al llegar al cine con la novia, le dan a cada uno un ladrillo y un palo; el ladrillo para sentarse y el palo para espantar a las cucarachas.  Ya en el cine, la novia se descuida y se le entra una cucaracha en su vagina. El novio la lleva lo más rápido posible al ginecólogo. Al llegar le dicen lo que pasó y el doctor contesta diciéndole al novio que vaya a dar una vuelta y regrese. Al regresar el novio observa que el doctor está encima de la novia y se enfurece, luego le pregunta si ya le sacó la cucaracha y el le responde:  «Todavía no, pero la aplasto, porque la aplasto.»

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Eran dos argentinos sentados en un bar hablando de cosas hasta que llegan al tema de la religión y entonces uno de ellos dice: «Sabes, yo soy el enviado de Dios.» Con lo cual el otro salta: «Pero, ¿que decís? Soy yo el enviado de Dios.» Y así se inicia una discusión sobre cual de ellos dos es el enviado de Dios hasta que uno de ellos sugiere preguntarle a un señor que estaba sentado solo en la mesa contigua: «Disculpa, ¿a vos cual de nosotros dos te parece que es el enviado de Dios?» A lo cual el señor responde: «Que yo sepa aun no he enviado a nadie».

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Va un loco paseando una piedra atada a una cuerda. En esto que se le acerca el director del centro, que ya estaba harto de tanto loco, y le pregunta: -Que, paseando al perrito, ¿no? - Pero que perrito, no se da cuenta de que es una piedra. - Muy bien, muy bien, para que vea que nosotros somos sensibles a las mejoras de nuestros pacientes le voy a dejar en libertad. Total que sale el loco a la calle con su piedra y vuelve la cabeza y dice: - Ves lo que te dije, Sultán, si no ladrabas les engañaríamos!.

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Un compadre visita a otro compadre y le dice:

»Compadre, que pena, no puedo creer que no tengas los pantalones para mandar en tu casa.»

A lo cual el otro contesta «si verdad compadre?»

»Pues si, mira, en mi casa mando yo, y cuando digo: tengo hambre, me sirven de comer y cuando digo tráiganme el agua caliente, me la traen de inmediato y ....» A lo cual el compadre le pregunta «oiga compadre, y para que quiere agua caliente? Y responde el compadre «Hay compadre, no me diga que usted lava los platos con agua fría..»