COMO SER MEJORES PADRES |
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Entra con mucho sigilo, como si
estuviera siendo observada por alguien, ese alguien le provoca mucho miedo.
Aunque se le recibe con amabilidad, ve que el escenario no es el mismo, sigue
en su postura rígida, pensativa y con una expresión de pavor, con mucha
dificultad se sienta e inmediatamente coloca sus débiles bracitos sobre la
mesa, esconde su rostro entre ellos, soñosando responde al saludo... apenas y se logra
percibir, un ser que hace un par de años vino al mundo, ya no quiere vivir,
le da igual todo lo que acontece en su alrededor, aún lo peor, los golpes
marcados en su cuerpecito que definen la magnitud de la carencia de afecto,
atención, cuido y amparo y lo que está en el fondo de su corazón su sentir,
su mundo interno vacío, lleno de pobreza emocional, que concepto está
formando de la raza humana, de los adultos y de todo lo que le rodea, cual se
supone, debería de ser la ilusión de ese vivir y es que no es suficiente que
vista, que coma, que tenga donde dormir, a veces hasta tiene más (en términos
materiales), de lo que es adecuado, pero y el amor incondicional, el calor
humano y amistoso de su madre, en que pulpería lo puede comprar, donde lo
sugerimos que lo puede conseguir, cual es el modelo que debe seguir. ” ” Madre que desprecia a sus hijo/a”, es más frecuente de lo que se
cree, la manifestación de ese rechazo varía en magnitud, forma de expresarlo,
la causa, que generalmente es la misma, como la frustración materna con
relación a su realización en el plano amoroso o sentimental, laboral o de
preparación académica, familiar, social y económica. Todo lo anterior me
atrevo a resumirlo en “vacío existencial”, en no asumir con madurez su realidad, no poder
dar un vuelco a la historia triste o traumática que ha vivenciado a lo largo
de su vida, es un cúmulo de cosas o eventos no trabajados, esto si funciona
el “YO como causa y consecuencia”; es decir mi libre albedrío donde la
consecuencia del acto es también parte de la decisión que tomé. La otra parte
es el acompañamiento que recibió mientras evolucionó en cada etapa de su
desarrollo, pero sobre todo la dirección, hacia donde ir, el verdadero
sentido de la vida en función no sólo de un humano, sino algo que va más allá
de la razón. Puede que logres mucho éxito pero estarás insaciado,
siempre con la carencia” D” sin estar claro de la necesidad que quieres
llenar, siempre en búsqueda de algo que no lo llena tu dinero, tu mansión, tu
puesto o trabajo, tu pareja y tus hijos; se vuelve más complicado cuando hay
tantas carencias, cuando ni las necesidades de sobrevivencia
están cubiertas. Más aún en esas circunstancias hay alguien que espera que le
llames, te quiere dar su ayuda y su infinito amor, quiere regenerar y renovar
tu vida, secar tus lágrimas y sanar tus heridas, quiere hacer una profilaxis
de tu alma, dejarla limpia para que pueda recibir lo nuevo que te permita ser
un ser humano que respeta su vida y la de los demás, que se puede dar como
hija/o, esposa/o, madre/padre, hermano/a, amigo/a, sin depender de las
emociones de los otros, te das con plenitud sin esclavizar o esclavizarte, lo
que evita que te hagas daño y hacia los demás, fundamentalmente tu hijo/a. La dificultad para amar, entregarse a su prójimo, a su progenitor con
libertad e independencia es una clara manifestación de lo que no gozó, no
tuvo y aún no ha llegado a tener, es ahí donde una madre así como le da vida
a un ser puede también darle muerte. Quién en esta vida no ha sufrido abandono, rechazo, maltrato físico,
psicológico y hasta sexual, golpes y palabras que quedan guardados por una
eternidad, hambre fisiológica, espiritual y amorosa, cuántos no han tenido
que vivir como forasteros, bohemios obligados por una realidad. Cuántos en su
infancia sintieron que sus padres los trataban como objeto, no permitieron
que simplemente fuera niño/a, no percibieron sus deseos de jugar, sus travesuras donde se perdieron, y todo aquello que anhelaste
tanto, lo más simple, una muñeca, un dulce, una prenda. Y voz que tenías
todo, que fue lo que te hizo falta... que tu papito o mamita te cargara, su
abrazo, su tiempo, paseos juntos sin ver su cara jalada o de presión, anhelas
aún el no poder ensuciar tu ropa, jugar y expresarte con libertad. Lo que sea que haya sido no te exonera de tus errores como madre o
padre. Siendo padres podemos, pero no debemos amarrarnos al ayer, ya hay que
tirar esa carga y cumplir con la encomienda, si no puedes solo/a busca ayuda,
es urgente retomar el rumbo perdido, llenar ese vacío para poder no sólo dar
vida, sino también protegerla, disfrutarla y amarla. De lo contrario se multiplicarán infantes que se quieren morir porque
su mamá no los quiere, o que la odian o madres que supusieron que eliminando
a la criatura (aunque sea como impulso), terminarían con el dolor, con su
frustración. De ahí los dos tipos de muerte, la física o fisiológica y la
emocional, espiritual o sicológica. Es importante autoevaluarse y mejorar la manera en que nos damos a
nuestros hijos / as, Dios quiso bendecirte, si te hizo partícipe de darle
vida no le des muerte de ningún tipo. Dra. Deborah Acuña Psicóloga Clínica. Tel: 00505 714-2041* 8312720 |