LOS PUEBLOS INDIGENAS DE LAS SEGOVIAS

(1ra Parte)

 

 

 

Hasta hoy el pasado del hombre que se asentó por vez primera en el norte de Nicaragua está cubierto por un espeso velo de misterio. Se supone que hordas de cazadores, pescadores y recolectores habitaron la zona de Pueblo Nuevo (Estelí). Así lo evidencian los restos paleontológicos de más de trece mamíferos extintos e instrumentos de trabajo encontrados en El Bosque (Pueblo Nuevo). El análisis de éstos fósiles ha dado fechas entre veintidós mil y treinta mil años de antigüedad; estimándose entre los sitios con presencia humana más antiguos de América (Arellano: 1996). La falta de información sobre los acontecimientos históricos acaecidos entre el asentamiento de los primeros grupos humanos en el norte de Nicaragua y la llegada de los conquistadores Españoles en el siglo XVI D.C es casi total.

 Los cronistas españoles especialmente Oviedo mencionan a los habitantes de las partes altas de Nicaragua como una de las cuatro lenguas que se hablaban en la provincia, considerada diferente de la de los Chorotegas y Nicaraos (Espinoza y otros: 1997). Uno de los primeros españoles en visitar los pueblos del norte Fray Alfonso Ponce (1586) en el documento “La breve relación y verdadera de algunas cosas de las muchas que sucedieron al padre Fray Alfonso Ponce en las provincias de la Nueva España siendo comisario de aquellas partes” nos da impresiones variadas de los pueblos aborígenes que visitó, mencionando los nombres de los pueblos Ulùas por donde pasó:. Ola, Colama, Lamaciuy, Zazacalí, Condega y Somoto, los cuales según Jaime Incer corresponden a las toponimias Matagalpa abundantes aún hoy en los actuales departamentos de Nueva Segovia, Madriz, Estelí y Matagalpa. Refiriéndose también a las tribus ancestrales del norte de Nicaragua Newson basándose en los trabajos de Lehmann y Brinton afirma que parientes muy cercanos de los Sumu-Ulùa fueron los Matagalpas. Precisamente fue Brinton quien en 1896 usó el término Matagalpa para referirse a un grupo dialecto hablados en los departamentos de Matagalpa, Estelí y Nueva Segovia. Sosteniendo incluso que este fue hablado en Honduras en las zonas del Paraíso, Choluteca y Tegucigalpa.

Los nombres que terminan en “Li”, que significa agua en Matagalpa, como: Danlì, Apalí, Estelí y Yalí, están asociados con el Matagalpa. Sobre la clasificación lingüística del Matagalpa hay controversia entre los estudiosos del tema. Algunos como Constela sostienen que el Matagalpa es una de las cinco lenguas de la estirpe Misumalpense. Walter Lehmann incluyó dentro de esta estirpe también a los Sumus, Misquitos, Ulùa y Cacaopera. Eugenia Ubarra sostiene que los Matagalpas estaban emparentados con grupos Chilchoides de Sudamérica (Espinoza, Pérez y otros: 1997). Werner sostuvo la posibilidad que los Matagalpas estarían vinculados con grupos Putùn-Mayas afirmación que fundamentó en datos etnográficos y lingüísticos. Esta polémica lingüística se extiende sobre la cultura en general de la etnia Matagalpa, ya que algunos como Incer afirman que no tenían poblados de importancia como los Chorotegas, Maribios y Nicaraos habitantes de la llanura del pacifico de Nicaragua y se tenían como gente atrasada. Fue precisamente el cronista Oviedo el que transmitió la concepción de que los Matagalpas eran gentes rudas y que a su vez la obtuvo de los Nicaraos.

Sobre la organización social de los Matagalpas, Eugenia Ibarra afirma que eran sociedades organizadas a nivel de Cacicazgo, los cuales estaban organizados en un sistema tribal, conformando alianzas y confederaciones, especialmente cuando tenían eventos de importancia que enfrentar como fue el caso de las entradas que hicieron los conquistadores españoles a sus tierras. Las investigaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en Las Segovias y otros datos provenientes de áreas ocupadas por grupos Matagalpas, reflejan diferencias en cuanto al nivel de desarrollo de su cultura material entre las diferentes etnias que componían a los Matagalpas. Por otra parte se ha establecido que había muy poco contacto con los habitantes de Chontales, ya que no se intercambió obsidiana, mercancía muy apreciada en la sociedad precolombina y casi ausente en ese lugar (Espinoza y otros 1997). La mayoría de especialistas y estudiosos de nuestros antepasados precolombinos coinciden con Jaime Weelock en que el panorama cultural de Nicaragua a la llegada de los españoles era el siguiente: a) los Mangues o Chorotegas, Maribios y Nicaraos que ocupaban la planicie costera del pacífico; b) las etnias resultantes de antiguas migraciones del sur y norte de América, Matagalpas y Payas, asentados en la región norcentral y c) grupos humanos probablemente más antiguos provenientes del tronco Sudamericano: los Mayagnas o Sumos, Mosquitos y Ramas poblando la llanura del caribe.

 

Prof. Jaime Herrera Chavarría

Investigador y Escritor.

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Crédito para la ilustración: Ferdinand Anders/Peter Kann.

Continuará….