LOS SIETE HABITOS DE PROCURE PRIMERO
COMPRENDER Y DESPUÉS SER COMPRENDIDO |
Comunicarse
bien es esencial para la efectividad, realmente a nadie lo entrenan
formalmente en la escucha y la atención a otros, esta depende de la ética. Cuando
alguien quiere interactuar efectivamente con otra persona, ya sea el cónyuge,
amigo, hija, hijo, colaborador, vecino, primero tiene que comprender. Aquí no
vale la técnica, ya que si esta se descubre se puede percibir duplicidad o
manipulación. La clave real de su influencia es el ejemplo, el carácter, la
verdadera persona y no la que otros quiera que sea. Si el carácter esta
constantemente irradiando, comunicando, a partir de él, a largo plazo llega la confianza o la
desconfianza de la otra persona. Si
los estados de ánimo son volubles, si la persona cambia de temperamento y
conducta, o si la conducta privada no concuerda con la conducta publica, será
bastante difícil recibir apertura. Si no se conoce al otro, poco es lo que se
puede hacer por él. Sus consejos pueden ser muy buenos pero nada podrá hacer
por el otro porque realmente no lo conoce. Se
podrá hablar mucho, se podrá decir que se aprecia al otro, y este quisiera
creerlo, pero no pude confiar en palabras. Se debe desarrollar la escucha empática. Estamos llenos de nuestras propias razones, de
nuestra propia autobiografía, queremos que nos comprendan y a veces las
conversaciones se convierten en monólogos. Existen
cuatro niveles para escuchar: Ignorar, fingir, escucha selectiva, escucha
atenta y el quinto nivel es la escucha empática que
es escuchar con la intención de comprender, entrar en el marco de referencia
de la otra persona. Los
expertos estiman que el 10% de la comunicación esta representado por las
palabras, 30% por otros sonidos y 60% es el lenguaje corporal. En la escucha empática se escucha con los oídos pero también con los ojos
y con el corazón. Se escuchan sentimientos, se entiende la conducta, se
utiliza tanto el hemisferio izquierdo, como el derecho. La
escucha empática es la clave para efectuar
depósitos en las cuentas emocionales, ya de por si es un deposito muy grande
hacia esta cuenta. Las necesidades no satisfechas son las que motivan, cuando
uno escucha proporciona aire psicológico a la otra persona. También se debe
tomar en cuenta la percepción, dependiendo de los paradigmas que han
impetrado en la vida de cada quien. Después
de comprender se debe tratar de ser comprendido. La madurez es el equilibrio
entre el coraje y la consideración, procurar comprender requiere
consideración, ser comprendido requiere coraje. Los
griegos tenían tres palabras que engendraban una filosofía que puede explicar
la esencia de este habito: Ethos
es la credibilidad personal, Pathos es el lado empá-tico, logos es la lógica,
esta secuencia se debe respetar a la hora de comunicarnos. Este
hábito esta en el centro del circulo de la influencia. Cuando más
profundamente comprendemos a otros, más los apreciamos y más respeto tenemos
hacia esas personas, tocamos realmente su alma. Esto
nos conduce a ideas creativas. Nuestras diferencias no constituyen obstáculo
para la comunicación y creamos sinergia. Jonny
Martínez Editor
Liderazgo y Mercadeo Economista,
Postgrado en Mercadeo, Escritor y Facilitador en
las áreas de Mercadeo y Liderazgo |