|
Volvamos a la tolerancia, queremos vivir en paz Recuerden que somos
un país de poetas, cantantes y soñadores, no productos fabricados en serie. |
De pronto frené, una línea de
vehículos de todos los tipos estaban detenidos después de una curva en Yalagüina.
Una ligera llovizna humedecía con grandes gotas mi parabrisa, –pensé- será
algo pasajero. Veía gente apurada, un hombre llevaba en hombros un saco de no
se que… otro pasaba a su lado con una caja y dos gallinas, un estudiante y
unas enfermeras, iban y venían; supe que algo andaba mal, -lo confirmé al
abandonar el auto-. Si, era una tranque, la carretera panamerica
estaba tomada, y yo estaba en la posición 208 de la enorme fila, poco tiempo
después la línea de vehículos pasó el puente de los encuentros de Yalagüina,
según me lo confirmó una familia que viajaba a Tegucigalpa al casamiento de
una sobrina. Mientras pensaba bajo un árbol de
eucalipto a orilla de la carretera, noté que de manera espontánea se había
formado un mercado ambulante, los vendedores ofrecían rosquillas, ojaldras, café, pan, refrescos y muchas cosas más; eran
al inicio unos pocos, pero al medio día ya eran muchos los vendedores con
toda clase de ofertas, una muchacha que vendía rosquillas, interrumpió mis
pensamientos, le compré algo. Volví a mis pensamientos, de cuando
en cuando saludaba a algún preocupado conductor, pero en mi cabeza seguían
cruzando los pensamientos. Vi, la creatividad y dinamismo de la gente, que a
pesar del problema que el plantón representaba y el peligro de violencia
amenazador, imaginaron e hicieron improvisadamente un mercado ambulante, que
al medio día no sólo vendían alimentos, sino que también entraron en acción
los servicios de bicitaxis. Eso era increíble.
Recordé los llamados mercados negros que surgían espontáneamente los años
ochenta, tras la escasez y los controles estatales. En verdad –me dije- , en
Nicaragua la gente sabe enfrentar las peores circunstancias con una
creatividad infinita, sin perder la sonrisa. Descubrí entonces en las
profundidades de mis pensamientos que en la nación se estaba perdiendo la
tolerancia, recordé que hace poco tiempo hubo un enorme paro de transporte,
ahora era u tranque por los créditos que las microfinancieras habían
otorgado. –Pensé- será posible que
ahora cada reclamo se tenga que hacer con violencia, limitando la
movilización de los ciudadanos y alterando el orden público. ¿Dónde está el
derecho, la constitución, las autoridades? ¡Qué pasa! ¿Dónde están las
autoridades del gobierno de paz y reconciliación? ¡No,
esto no puede ser, no podemos seguir el camino de la violencia e
intolerancia. ¿Qué hacen los legisladores? Si hay injusticia en las
operaciones de las microfinancieras, entonces ¿Por qué no crean una ley que
las regule, que la supervise? ¿Por qué
violar la ley para hacer justicia con las propias manos? Los efectos de tales acciones son
incalculables y afectan a los más pobres, más vulnerables, esto genera pérdida
de confianza, las empresas dejan de invertir, los inversionistas no vienen y
el desempleo e inflación rigen la escuálida economía nacional. Oí por ahí que
según algunos economistas, estamos frente a una inflación galopante, cuyas
secuelas ya conocemos. No es posible que nos enfrentemos
unos a otros sólo por que discrepamos en ideas, o no seamos parte de las
maquinarias políticas de los grandes partidos, quienes desean formar la
conciencia de los individuos, al mejor modelo de producción en serie, con pensamientos
iguales, sin desviaciones, creados por los mejores diseñadores del
pensamiento. Nuevamente ¡No! Eso no es posible, menos en Nicaragua, país con
habitantes llenos de poesía, arte, música, creadores, innovadores,
emprendedores. Será importarte –pensaba- que los actuales líderes reflexionen, para
que descubran la individualidad e identidad de cada ciudadano; y mantenga los
espacios de diálogo para que las redes sociales se intercomuniquen, en vez de
enfrentarse, que construyan, en vez de destruir. Recuerden que Nicaragua es
la tierra de poetas, cantantes, soñadores, cada uno igual pero diferente en
su personalidad, en sus pensamientos, no podemos entrar a un molde de
producción en masa. Volvamos a la tolerancia y a la
paz, apaguemos los tambores de guerra, el llamado abierto o subliminal a la
confrontación. Queremos seguir haciendo poemas y música, trabajando y
soñando. Basta de violencia, queremos vivir en paz y con libertades, queremos ser humanos y no maquinas al servicio de los poderosos caudillos. – De pronto rugió un camión y el tranque se abrió a las 4 PM; después de 8 horas de haber estado injustamente retenido, estos fueron mis pensamientos. Ing. Juan Leonardo Chow SEJICSA Telefax # 00505 713 2164. |