MONEDEROS Y NINTENDERIAS

FLAGELO MODERNO QUE PERJUDICA EL CRECIMIENTO INTELECTUAL Y ECONOMICO DE LA SOCIEDAD

 

 

 

 

Se acabaron las ruletas que alegraban las ferias, los niños ya no elevan cometas -barriletes- es difícil encontrar un trompo, un yoyo o chibolas, las niñas no conocen los juegos de jacks ni juegan rayuela. Los adultos abandonaron los tableros –damas- que se jugaban con tapas corcholatas como fichas, olvidaron el desmoche. Fueron tiempos que pasaron. Se los comió la modernidad.

Pero, si eso ya pasó ¿cómo nos divertimos ahora? ¿Qué juegan los niños? Los nuevos tiempos han traído juegos electrónicos de azar conocidos popularmente como monederos, juegos de video –nintendos- que distraen tanto a los niños como adultos. Estos juegos que son muy adictivos, han reemplazado, a todos los juegos del pasado, que eran una diversión que se disfruta en los tiempos de ocio, en días de fiestas y vacaciones. Pero eso ya pasó, ha nacido una nueva y lucrativa industria de juegos, que atrapa a niños y adultos.

Actualmente los centros de nintendos según Revista El Esteliano, Noviembre 2006, reciben en promedio 20 clientes al día que juegan al menos 1 hora por día. Esto significa que cómo mínimo nuestros hijos gastan aproximadamente 10 córdobas al día jugando, muchos niños inclusive toman el dinero de su merienda escolar para gastarlos en video juegos. Otro dato interesante que es importante destacar es que pocos de estos centros están registrados, la Alcaldía tiene registrados a 8 nintendos y 17 monederos o tragamonedas. La realidad, sabemos nosotros, es otra, existen un sinnúmero de tragamonedas en las pulperías que no están registrados y por ende no pagan la debida cuota a la Administración de Rentas, ni son controladas por las autoridades competentes.

Por su parte los juegos electrónicos de azar, que comunican la ilusión de obtener mucho dinero de manera fácil, sólo están disponible para clientes mayores de 18 años, y la concurrencia promedio de jugadores a un centro de juegos es de 77 por día. La mayoría de los jugadores son camioneros, estudiantes universitarios y obreros de diversos ramos, ellos tienen los menores ingresos, menores salarios, y se ilusionan con ganar un buen premio que nunca ganarán, mientras de peso en peso su escuálido salario se les esfuma de las manos, para engrosar el capital de los dueños de los centros de juego, quienes no invierten en nuevos locales y muchos inclusive no pagan impuestos, porque se los disfraza con otros negocios, esto ocurre especialmente en las máquinas tragamonedas pequeñas.

Es lamentable ver como estos negocios absorben el dinero de muchas personas, o el dinero que los padres dan a sus hijos para otros fines como sus golosinas, o los gastos de la universidad, dejando a familias sin el sustento básico, a niños adictos a videos juegos que luego tienen problemas de aprendizaje.

No estamos en contra de la industria del entretenimiento, sabemos que es necesaria, pero rechazamos al tipo de negocios para entretenimiento que ha surgido en la ciudad sin medida; negocios que se basan en la adicción a los juegos de azar, o en los video juegos, negocios que no invierten en nueva infraestructura, no generan nuevos empleos, por el contrario dejan calamidad y tristeza en algunas familias estelianas, especialmente a las de bajos recursos económicos.   

Por esto instamos al gobierno municipal y a la sociedad civil a que juntos analicen este problema, para buscar una solución satisfactoria para todos los estelianos. Creemos que se requiere de mayor regulación, actualmente las nintenderías no están reguladas, en el caso de los monederos se deben exigir permisos especiales, gravar con más impuestos y obligar a concentrar dichos juegos a una zona de la ciudad con infraestructura propia, que permita dar seguimiento a las operaciones de las casa de juego.

Este es un flagelo moderno que perjudica intelectual y económicamente a la ciudadanía, por lo tanto se deben supervisar y controlar más.

 

Revista El Esteliano

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