EL RUIDO Y EL SONIDO EN NUESTRO AMBIENTE

A propósito de que hoy en día muchos jóvenes gustan de escuchar música a un volumen realmente exagerado, me permito hacer una reflexión acerca del verdadero problema al que se enfrentarán los jóvenes en su etapa adulta cuando pierdan la audición sin causas aparentes

El Ruido: Los ciudadanos y ciudadanas de los países Industrializados o con cierto nivel de desarrollo, vivimos inmersos en un mundo lleno de ruidos, que parecen ya inseparables de nuestra vida cotidiana. El problema es hasta cierto punto universal aunque, como después veremos, hay notables diferencias de grado entre países, siendo el nuestro uno de los que se encuentran en una situación peor.

Sonido y ruido: A diferencia de la visión, nuestro sistema auditivo está siempre abierto al mundo, lo que implica una recepción continuada de estímulos y de informaciones sonoras de las que no podemos sustraernos. Gran parte de nuestra experiencia está relacionada con el sonido, que constituye un estímulo importante y necesario, a la vez que es canal de comunicación con el medio que nos rodea.

Según su procedencia, sus características e incluso, según nuestras circunstancias en el momento en que los percibimos, los sonidos pueden resultarnos suaves y agradables murmullos o estrepitosos y agresivos ruidos. La diferencia fundamental entre «sonido» y «ruido» está determinada por un factor subjetivo: «ruido es todo sonido no deseado».

Un mismo sonido, como la música por ejemplo, puede ser percibido como agradable, relajante o estimulante, enriquecedor o sublime, por la persona que decide disfrutarla, o bien como una agresión física y mental por otra persona que se ve obligada a escucharla a pesar de su dolor de cabeza, o por aquella otra que ve perturbado su descanso.

* En experimentos de laboratorio con animales se demostró que en un ambiente con ruido superior a 110 decibelios (claxon de automóvil a un metro, sirena de ambulancia a la misma distancia, discoteca, concierto de rock, moto a escape libre, trueno...), los procesos cancerosos aparecen y se desarrollan con mayor rapidez.

*  Los niños cuyos colegios lindan con zonas ruidosas (industrias, aeropuertos, carreteras con mucho tráfico...), aprenden a leer más tarde, presentan mayor agresividad, fatiga, agitación, peleas y riñas frecuentes, mayor tendencia al aislamiento, y cierta dificultad de relación con los demás. El CSIC afirma a este respecto que la contaminación acústica conlleva efectos negativos en las generaciones futuras, como deterioro del aprendizaje y del desarrollo humano.

* Por último, y según las afirmaciones del CSIC y la OMS, el ruido no sólo produce perjuicios directos y acumulativos sobre la salud, sino que además tiene efectos socioculturales, estéticos y económicos: aislamiento social, pérdida de privacidad, desaparición de culturas sonoras, pérdida de señales sonoras significativas, depreciación económica de la vivienda, etc.

Muchas de nuestras ciudades se están volviendo, en buena parte por efecto del ruido, tan inhabitables que sus ciudadanos huyen de ellas abandonando sus antiguos hogares y dejando los antiguos cascos históricos convertidos en meros cascarones vacíos.

En otras, se hace tan insufrible la estancia de los visitantes que el turismo se limita a ver los «monumentos» más llamativos impidiendo un turismo de estancia mucho más rentable económicamente. En casi todas, se está deteriorando progresivamente el clima social de convivencia entre los ciudadanos.

Caminar hacia un modelo ecológico de la ciudad, volver a hacer habitables a nuestras ciudades, implica una gestión positiva del medio sonoro, actuando desde el punto de vista tanto paliativo como preventivo. Conllevará un esfuerzo, pero hemos de convencernos de que es realizable: otros lo han conseguido.

Les deseo una Feliz Navidad y un nuevo año lleno de felicidad y deseos cumplidos.

 

Sr. Juan Francisco Tercero

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