“Sacúdete y sube”        -Autor: Nelson de Jesús-

“Hoy puedes comenzar a crecer por encima del infortunio, perdona ¡Sacúdete y sube! No importa cuantas paladas de tierra se desploman sobre ti, hazte a ti mismo el mejor regalo… en ésta navidad.”

Soplaban ya los aires de navidad y en una facultad finalizaba la última clase del curso. En uno de los salones se encontraba un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo.  Al terminar la clase, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:   - Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburridora. El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado.

El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:  - ¿Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes? El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta.  - Por supuesto que no. - contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho.  - Bueno, -prosiguió el profesor, - cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.- No entiendo a qué se refiere. - dijo el alumno confundido- Muy sencillo, -replicó el profesor-, Tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo, y yo, mi amigo, en verdad, prefiero obsequiarme mi propia serenidad  -Muchacho, -concluyó el profesor en tono gentil-,

Tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa, yo no puedo controlar lo que tú llevas en tu corazón pero de mí depende lo que yo cargo en el mío. Por mi parte le deseo una felíz navidad.

 

Es difícil ignorar las ofensas que de vez en cuando nos profieren con tanta ira, y a veces sin motivos, pero son aún mas graves los estragos cuando te dejas llevar por ellos; para dejar pasar una ofensa bastan solo unos minutos, para absorber los estragos no hay tiempo definido… podría llevarte una vida. Los problemas mas graves son quizás las repercusiones físicas y espirituales que conllevan, las cuales se manifiestan mucho mas tiempo que la corta discusión que lo ocasiona.

 

Tal vez la clave está en la actitud del profesor, desde que nacemos somos personas libres y podemos elegir entre lo que queremos o no en nuestras vidas. Tenemos la libertad de aceptar los insultos o no aceptarlos; si los aceptamos debemos tomar en cuenta que probablemente estamos agrediéndonos más a nosotros mismos al tratar de defendernos que el mismo agresor, esto es, porque nuestro organismo y nuestra mente tomarán acción en consecuencia con nuestros sentimientos…

Como consecuencia, además del problema de tipo personal y emocional también se añaden los de tipo físico y lo ilustraremos así:

En cierta ocasión un famoso doctor convencido de que la mayor parte de sus pacientes padecían enfermedades relacionadas con el estrés le dijo a uno de ellos:

-“Extirpa tus problemas o nunca podré extirpar tu enfermedad…”- Las situaciones estresantes se visten en diferentes formas: las de tipo sentimental, familiar, económico entre otras. Sin embargo lo que realmente nos importa es ¿Cómo podremos hacerle frente sin salir dañado?

 

Perdonar es un poder que usted tiene y puede usar, si puede perdonar incluso mientras le ofenden tal como lo hizo Jesús cuando dijo: “Señor, perdónales porque no saben lo que hacen” usted puede vivir una vida mejor. Es cierto, no es fácil, pero recuerda que lo bueno cuesta. Si le preguntas a Jesús cuantas veces entonces debes perdonar, el sencillamente te dice: “setenta veces siete”. Sin embargo, para usar el gran poder  del perdón debe primero despojarse de un terrible enemigo que carcome y no tan silenciosamente la existencia, el orgullo.

 

¡Perdona, Sacúdete y sube! ¿Escuchó alguna vez la expresión popular: -Es tan terco, como una mula cargada de guate?-

Quizás no debemos entender, sino actuar tal como sucedió con cierta mula ya vieja. En un lamentable descuido, ésta cayó en un pozo que había en la finca. El dueño, un humilde campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena vera su fiel servidora en esa condición. El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo, sin embargo, a la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos. ¡ELLA DEBÍA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA!

Esto hizo la mula palazo tras palazo. SACÚDETE Y SUBE. Sacúdete y sube. Sacúdete y sube!! Repetía la mula para alentarse a sí misma y a sus pies se fue elevando de nivel el piso. Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. “La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad”.

Hoy puedes comenzar a crecer por encima del infortunio, perdona ¡Sacúdete y sube! No importa cuantas paladas de tierra se desploman sobre ti, hazte a ti mismo el mejor regalo… en ésta navidad.

«Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.» (Ef. 4:32).

“Querido lector(a), mis más sinceros deseos de bienestar y paz en esta navidad y un próspero año nuevo junto a su familia amigos y seres queridos.” Son los mejores deseos de Revista El Esteliano y su servidor.

¡Que Dios le bendiga!

 

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