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Aprender a Amar |
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Formar a nuestros hijos en la
afectividad es ayudar los a desarrollar su capacidad de amar. El amor se
transmite principalmente en la familia. La capacidad de amar es resultado del
desarrollo afectivo del ser humano durante los primeros años de su vida. El
desarrollo afectivo es un proceso continuo y secuencial, desde la infancia
hasta la edad adulta. La madurez afectiva es un largo
proceso por el que el ser humano se prepara para la comunicación íntima y
personal con sus semejantes como un Yo único e irrepetible; y que debe
desencadenarse al primer contacto del niño con el adulto perpetuándose a lo
largo de su existencia. A pesar de que el hombre fue creado por Dios con una
capacidad innata para amar, el crecimiento y la vivencia del amor se realizan
a través de la experiencia que el hombre va adquiriendo a lo largo de toda su
vida. En el contexto individual de cada persona, esta experiencia se ubica en
su familia. En la familia es donde se hace
posible el amor, el amor sin condiciones; los padres que inician la familia
con una promesa de amor quieren a sus hijos porque son sus hijos, no en razón
de sus cualidades. «La familia es un centro de intimidad y apertura». Es en el seno familiar donde
cultivamos lo humano del hombre, que es el enseñarlo a pensar, a profundizar,
a reflexionar. Es en el ámbito de la familia donde el hombre aprende el
cultivo de las virtudes, el respeto que es el guardián del amor, la honradez,
la generosidad, la responsabilidad, el amor al trabajo, la gratitud, etc. La familia nos invita a ser
creativos en el cultivo de la inteligencia, la voluntad y el corazón, para
poder contribuir y abrirnos a la sociedad preparada e íntegra. El amor de la
familia debe trasmitirse a la sociedad. La familia es el primer
ambiente vital que encuentra el hombre al venir a este mundo y su experiencia
es decisiva para siempre.«La familia, dice Juan
Pablo II, es la primera y más importante escuela de amor». «La grandeza y la
responsabilidad de la familia están en ser la primera comunidad de vida y
amor, el primer ambiente en donde el hombre puede aprender a amar y a
sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por
Dios». Todo se relaciona con el misterio del Padre que nos ha creado por amor y para que amemos. Nos ha hecho a su imagen y semejanza, todos somos hijos suyos iguales en dignidad. Para revelarnos su paternidad de amor «nos hace nacer del amor» de un hombre y de una mujer e instituye la familia; ella es el lugar del amor y de la vida, o dicho de una mejor manera: «el lugar donde el amor engendra la vida». |