¿TRATAMIENTO CON “FRENILLOS” O CON RETENEDORES?

CONSEJOS A TOMAR EN CUENTA

Es muy común en la práctica diaria especializada en ortodoncia  atender pacientes que nos llegan consultando la posibilidad de corregir su problema de malas posiciones dentarias, pero sin usar los aparatos de ortodoncia fija comúnmente conocidos como frenillos. En estos casos los pacientes nos consultan porque en lugar de hacerlo con frenillos, desean corregir su problema con los aparatos removibles denominados retenedores ya que han escuchado que son más baratos.

Si bien es cierto que se pueden mover dientes con los retenedores, hay ciertas cosas que vale la pena aclarar.

La base del movimiento dental en ortodoncia es la fuerza aplicada a los dientes por medio de todos los accesorios usados comúnmente, tales como brackets (frenillos), alambres, elásticos o hules, resortes, etc. Todos estos accesorios están diseñados para que la fuerza sea aplicada al diente de la mejor manera posible. Se sabe que la fuerza ideal es aquella que sea capaz de mover los dientes, pero que a su vez ocasione el menor daño posible a éstos, para lo cual tiene que cumplir algunas condiciones. También hay que aclarar que debido a la misma fuerza, los dientes que recibieron tratamiento de ortodoncia van a presentar un tipo de desgaste en sus raíces llamado “reabsorción radicular inflamatoria inducida ortodónti-camente”, el cual se presenta siempre, ya que éste equivale en ortodoncia, lo que la cicatriz equivale en cirugía, es decir este desgaste se puede considerar como “la cicatriz del tratamiento ortodóntico”, el cual, en la gran mayoría de los casos, cuando el tratamiento se hace “como Dios manda”, es tan leve que no tiene importancia clínica.

La fuerza que se use en ortodoncia tiene que ser en primer lugar constante, pero a su vez, leve. Esto quiero decir que los aparatos de ortodoncia tienen que aplicar una fuerza que sea lo suficientemente duradera para que pueda ser efectiva pero que sea lo más suave posible para que el desgaste en las raíces sea lo más pequeño posible.

Ahora veamos las diferencias en este punto entre los frenillos y los retenedores.

En primer lugar los retenedores fueron diseñados como su nombre lo indica, para retener, no para mover. En todo tratamiento de ortodoncia se usan estos aparatos, pero hasta que el tratamiento con frenillos ha finalizado, ya que su diseño hace que su función primordial sea la de mantener los dientes en las posiciones que los frenillos los dejan. Ahora bien, debido al ingenio y a la curiosidad humana, a veces los retenedores se usan para mover dientes, ya que son mucho más baratos que los frenillos pero es aquí donde vale la pena comparar riesgos y beneficios. Cuando se le hacen modificaciones a los retenedores para que sirvan para mover dientes, la fuerza aplicada por éstos nunca cumple con los requisitos que tiene que poseer toda fuerza en ortodoncia, es decir que sea leve y lo suficientemente constante, ya que al “activarlos” aplican una fuerza que es unas diez veces mayor a la recomendada. Es cierto que esta fuerza es capaz de mover los dientes, pero también es cierto que lo hace ocasionando muchísimo daño a las raíces, lo cual no se nota a simple vista, sino con una radiografía y además no siempre se nota toda su magnitud al momento de terminar el tratamiento, sino que puede seguirse presentando varios meses después de terminado éste. La importancia que tiene este desgaste en las raíces, es que puede hacer que las raíces queden muy pequeñas y por ende que los dientes queden móviles para toda la vida.

Otro factor a tomar en cuenta es la manipulación del paciente. Los retenedores a diferencia de los frenillos se pueden retirar cuando al paciente se le ocurra, lo que añade otra desventaja a los retenedores, ya que solo van a actuar cuando el paciente los lleve puestos, y cada retirada del aparato hace que éste se desajuste y ya no sirva para mover dientes o si no se desajusta, cada vez que el paciente se lo ponga, la fuerza intensa va a actuar de nuevo. En el caso de los frenillos, es el especialista el que controla cuando se aplica y se deja de aplicar fuerza y además, en este caso a diferencia de los retenedores, los especialistas podemos controlar que la fuerza aplicada sea leve.

Otro punto a tomar en cuenta es el tipo de movimiento a realizar. En primer lugar aclaremos que cuando se usan retenedores para mover los dientes solamente se puede hacer un tipo de movimiento y es la inclinación dental. Esto quiere decir que en teoría los únicos casos que se podrían corregir con retenedores serían aquellos en que los dientes están “volados” hacia fuera, pero que además existe espacios en la arcada dentaria, ya que los dientes se hacen hacia atrás ocupando los espacios existentes. La diferencia entre los dos aparatos es más notoria en este punto, ya que con frenillos fijos, los dientes se corrigen pero además se dejan en una posición estable, mientras que con retenedores la posición en la que quedan los dientes es demasiado inestable, ya que como ya se dijo solo se puede hacer inclinación dental, lo que trae como consecuencia que al poco tiempo de dejar de usar los retenedores, los dientes vuelven a las posiciones previas, es decir volados hacia fuera y el tratamiento es como si no se hubiera realizado.

En términos generales esas serían solo algunas razones por las cuales podemos concluir que si bien es cierto que se pueden mover dientes con aparatos removibles como los retenedores, es muchísimo más seguro y menos dañino hacerlo con los aparatos diseñados exclusivamente para ese fin, y son los aparatos fijos conocidos como frenillos. De cualquier manera, visite al especialista en Ortodoncia para aclarar cualquier inquietud que tenga al respecto de cuál es el tipo de aparato recomendado para su caso.

 

Dr. Pedro A. Castillo Salinas.

Cirujano Dentista.

Especialista en Ortodoncia.

Tel: 7134462 – 8332765.

pcastillosalinas@yahoo.com