PROFESOR PINELL UN ESCRITOR DESCONOCIDO

“El largo caminar de su vida”

 

Nací en el pueblo de Condega, un 25 de marzo de 1947, cuando los potreros aún aventajaban a las pocas casas y la gente se alumbraba con la luz del sol, en el día, y con candiles y hachones de ocote, por las noches; cuando los burros recorrían las calles con haces de leña o cojinillos llenos de agua acarreados del río Pire, para los quehaceres domésticos. Fueron mis padres José María Pinell Sandoval y Juana Zamora Rugada (Q.E.P.D)

Nací en un ambiente de pobreza, aunque no de miseria. Aprendí de mi papá a pelar reses y a vender la carne por libras; a confeccionar ladrillos de cuarterón y tejas de barro.  Aprobé mi primaria en la única escuela que había en ese entonces, utilizando cuadernos de papel de oficio y de empaque cortados y cocidos a mano por mi mamá, los cuales cargaba en un salbequito de tela de dril azul.

Aprobado mi sexto grado, me trajo a estudiar magisterio a esta ciudad de Estelí una prima hermana mía: -Azucena Armijo de Quintanilla-, esposa de don Raúl Ernesto quintanilla, primer director de la Escuela Normal Rural, y quien me proveyó de todo lo necesario, mientras se mantuvo en su cargo. Cuando él se fue pasé grandes apuros económicos y logré susbsistir gracias a un amigo de estudios, llamado Rafael Osmín Gómez.

A mi promoción no pude asistir por falta de un traje formal y a la fiesta de la misma, tampoco, por el mismo motivo, ya que ésta fue en el Club Social y allí nadie entraba, si no iba vestido formalmente. Miré el desarrollo a través de las ventanas del salón de actos y tomé mi título, diploma, telegrama de trabajo (porque en ese tiempo, el alumno que se promocionaba, salía con su plaza y con titulo escalafonado), de parte de la secretaria, en los corredores del centro.

Mi plaza estaba ubicada en Jalapa, en la escuela Rubén Darío. Allí me desempeñé como docente, un año y como director, otro. Luego anduve por muchos rumbos, laborando en escuelas primarias, secundarias y comerciales: Condega, Pueblo Nuevo (rural, aquí me tocó construir una escuela, por la que no me dieron ni las gracias las autoridades ministeriales de aquella época), Guayucalí (rural, Condega); Ocotal (Normal), Estelí (en diferentes colegios).

Después de laborar 33 años en el magisterio, me jubilé estando en el ejercicio de mi cargo como director de la escuela Salomón Ibarra, de esta ciudad. Con el retiro me ha quedado el tiempo suficiente para darle rienda suelta a mi numen. Tengo muchos escritos, tanto para las escuelas primarias y secundarias, como para el público en general. Algunos de los títulos que poseo son:

Escolares: Efemérides nicaragüenses, 100 refranes comentados, 100 reseñas biográficas, El quehacer educativo, Animales que hablan (fábulas comentadas y prosificadas), Todo sobre: El Sustantivo, El Artículo, El Adjetivo, El Pronombre, El Verbo, Versificación y lenguaje literario. (Las otras partes de la oración están en vías de desarrollo)

Escritos en verso: Empíreo y Abismo (poema de más de 2000 versos), Escritos con características políticas, El quehacer de la Musa, El sueño nica y otros poemas, El canto del bulbul y otros poemas, Burbujas de colores (poemas infantiles), Poemas de la muerte, El ocaso venturoso, Los Vicarios de Dios.

Escritos en prosa: El cura Ángel Bueno (cuento), Cohélet, el Predicador, Cohélet II, La verdad oculta, Sueños de verano, Discursos (escolares), Diálogos, Tripa de Gato, Cosas veredes Sancho amigo, El Evangelio, según San Lucas, Estelí: De carbón a diamante.

Sin embargo, todo esto está inédito, juntando moho y polvo en los estantes de mi biblioteca. Escribo porque es algo intrínseco en mí, no porque haya sacado algún beneficio económico de ello, pues en este país y en nuestra bella ciudad, no hay un programa de rescate de los valores que emergen por aquí y por allá, notándose un verdadero desinterés de parte de las autoridades municipales, de los promotores de la cultura y de la empresa privada. No existe ningún tipo de financiamiento para publicaciones, más bien lo que se recibe de ciertas instituciones son agravios, y de algunas personas, el mote de “loco”.

En todo nuestro país se necesita desarrollar el hábito por la lectura, y  la conciencia de nuestra nicaraguanidad, pues mucho se escribe sobre este país, y pocos lo que conocen algo de ella.

 

El Autor.