“Los pensamientos son cosas”

 -Autor: Nelson de Jesús-

En muchas ocasiones la vida no es precisamente como la soñamos, de niños vivimos en un mundo repleto de fantasías, pero, ¿cuándo podemos poner un límite entre éstos sueños y la realidad? Cuando empezamos a construirlos, tal como automáticamente hacen los chicos.

¿Cuántas veces deseamos viajar en una máquina del tiempo hasta nuestra infancia y quedarnos ahí por siempre?, ser críos otra vez, nacer de nuevo; en ese tiempo piensas que sabías lo que querías porque estabas enfocado en lo básico, pero cuando empezamos a crecer nos dimos cuenta que el menú de posibilidades aumentó proporcionalmente con los años, tanto que la mayoría nos confundimos entre el libre albedrío y la contaminación.

Un humilde campesino poseía una parcela de tierra para cultivar maíz, trabajaba arduamente todos los días de su vida y aún así tenía muchas dificultades para sostener a su numerosa familia, cada día iniciaba en la madrugada y finalizaba entrada ya la noche y así pasaron sus mejores años, la situación económica no mejoró a pesar de su gran esfuerzo hasta que al fin su salud menguó a tal punto que perdió la movilidad de sus piernas como producto de una rara enfermedad que lo dejó postrado en una cama.

Lejos de reprochar a Dios por su situación, extendió sus brazos hacia él implorando sabiduría tal como hizo el rey Salomón alguna vez. A partir de ahí empezó a utilizar más su mente dirigiéndola hacia todas las posibilidades que tenía en su futuro y el de su familia. Dos meses después de su infortunio, súbitamente surgió una idea que iluminó su marchito rostro y  con una gran sonrisa llamó a sus hijos para darles a conocer una sorprende revelación:

-¡Estoy muy contento!, después de todos estos años de mi vida trabajando de sol a sol se me ha ocurrido una excelente idea que nos sacará de la pobreza de una buena vez, venderé la mitad de las tierras y compraré cerdos, en la tierra que nos queda cultivaremos el maíz suficiente para engordar éstos cerdos y de ellos haremos salchichas que venderemos en cada casa de éste pueblo y no descansaremos hasta que nuestras salchichas estén en cada hogar de este país. ¡Como no puedo moverme ustedes serán mis brazos y mis piernas!- Efectivamente, sus salchichas se convirtieron en la marca predominante en un país tan vasto como EEUU,  y él y su familia en una de las más acaudaladas.

El humilde campesino no soñaba y por lo tanto vivía prisionero de la rutina, de la desventura espiritual y material, pero cuando al fin por una fatalidad de la vida debió pensar entonces ¡sus sueños más recónditos salieron a flote! Algo así como aquel boxeador moribundo que se levanta de la lona para noquear a su contrincante.

Nuestro Señor Jesucristo claramente nos dice que “solo si somos como niños entraremos en el reino de los cielos” y es que los niños son seres maravillosos que nos pueden enseñar mucho sobre la vida, únicamente debemos observar muy bien, ya que ellos son una prueba más de que venimos construidos con el mejor material de Dios para vencer.

El niño mientras piensa actúa, es decir: Si imagina moviéndose a su cochecito lo empuja con sus manitos, no piensa: lo moveré o no, ¡si quiere lo mueve y si no quiere no lo mueve!; si tiene hambre busca el seno de su madre, si siente dolor llora para ser atendido, y como confía en su madre le extiende sus bracitos. Tantas veces escuchamos ¡no llores, pareces un niño! Pero los niños no hablan, ¿de qué otra manera podrían expresarse? No te dirá: -¡oye, tengo hambre que esperas, aliméntame! No esperes que sea bilingüe y te diga: “I´m hungry” Ellos no saben lo que hacen, pero saben lo que necesitan y actúan en consecuencia.

Jesús dijo una vez:-“Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”, en aquel triste momento Jesús sintió compasión por la ignorancia de sus verdugos.

 Cuando un niño nace, lo primero que debe hacer es llorar, sus pulmones necesitan ésta acción para ensancharse e irrigar oxígeno al resto del organismo, de ahí las nalgadas.

Estimado amigo(a), llorar es solamente una señal de que es un ser humano vivo, reírse de si mismo es una virtud… si puede hacer ambas cosas sin temor, entonces usted vive plenamente. 

El humilde campesino volvió a nacer cuando quedó postrado en esa cama, era como un niño nuevamente, pero ya no era necesario llorar, habló y actuó en consecuencia. Es extraordinario como el ser humano puede revertir la pelea de la vida cuando extiende sus brazos… hacia Dios.

Muchos reaccionamos sólo y tan sólo después de que la vida nos da algunas nalgadas, o pasamos por pruebas ¿no es así? Los pensamientos son cosas que podemos lograr, cuando tenemos fe.

 

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Nelson de Jesús