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DEL AMOR Y LOS AMORES |
En el siglo XVIII, Blaise Pascal nos
legó la célebre frase: “El corazón tiene razones que la razón desconoce”. El afecto limita e influye en
nuestra capacidad racional, de tal modo que la historia de toda mujer u
hombre es la historia de su lucha por equilibrar lo racional y lo emocional
en cada circunstancia vital. La afectividad, es la capacidad de experimentar
emociones y sentimientos y es una particularidad esencialmente humana. Hay descripciones de todo tipo,
desde las visiones idealistas de los escritores románticos hasta las crudas y
escépticas afirmaciones de los existencialistas, profesionales de todas las
artes han intentado definir el fenómeno del amor. Algunos términos que se
utilizan cotidianamente para hablar de amor: pasión, emoción, sentimiento,
enamoramiento, y humor. Cada generación está influida por determinados
conocimientos y, aunque los sentimientos permanecen parecidos a través de los
siglos, su descripción va cambiando. El enamoramiento es una atracción
irresistible hacia una persona que nos llega a absorber por completo.
Emoción, pasión y sentimiento incardinan entre sí, provocando entusiasmos
eróticos e interpersonales. Con el deseo y la afinidad se asocia un estado de
“encantamiento” por una persona en concreto, que es percibida como única e
insustituible y se convierte en el eje de nuestra vida, promoviendo impulsos
de unión, entrega, posesión y gozo con el otro. Ante esta persona experimentamos,
taquicardia, se nos acelera la respiración, oleadas de calor; hay personas
que incluso adelgazamos, y a la mayoría nos brillan los ojos de forma
especial cuando estamos enamorados, hablamos más de lo habitual o nos
encerramos en un mutismo ensoñado, nos sentimos alegres, eufóricos y
languidecemos de despecho si no somos correspondidos, necesitamos del cariño
y de la presencia de la persona amada ya sea por teléfono o carta y nos
sentimos vacíos sin ella. En el enamoramiento se alteran la
conciencia y las percepciones, se exacerba la sensibilidad y, a veces la
preocupación constante por los pensamientos hacia la persona amada cobra
tintes obsesivos, necesidad de verle, saber de ella, lo que provoca conductas
compul-sivas como mirar
insistentemente una foto suya cuando no está a nuestro lado, llamarle por
teléfono a cada momento, escribir repetidamente su nombre, repasar cada frase
dicha, o tocarla de forma constante cuando estamos juntos; a quienes nos
rodean puede parecerles un estado “maniaco” o una conducta muy parecida a la
adicción. Así aparecen las reacciones fisiológicas que hemos comentado
anteriormente: Taquicardias, sofocaciones que están ligadas a sentimientos de
esperanza y ansiedad, euforia y encantamiento. El enamorado nunca es objetivo a la
hora de valorar a la persona de sus sueños, el apasionamiento no le deja
proyectar defectos o problemas que se harán evidentes cuando pase el estado
ilusorio. Las razones por las que nos
enamoramos de una persona y no de otra son muchas. En ocasiones depende de
nuestra personalidad; al parecer las personas más independientes son menos
enamoradizas; pero en general es más fácil sentir atracción por personas con
afinidades e intereses comunes. Influyen también, la reciprocidad, proximidad
espacial, expectación, similitud en las actitudes, excitación emocional, y la
comunicación. Como no es extraño también, que la primera causa de atracción
sea el aspecto físico o la atracción sexual; pero también nos enamoramos de
la inteligencia de una persona, de su habilidad para conversar, de su
simpatía y humor, etc. Según se cree hay épocas en las que
las personas parecen mas predispuestas a enamorarse; el primer amor suele ser
frecuente a los 13 años, y acostumbra a ser “platónico” hacia los 17 se
produce la segunda vez que podría ser considerada más profunda que la primera;
pero hay quienes afirman que se han enamorado en innumerables ocasiones y con
la misma intensidad. El enamoramiento es una de las
razones fundamentales por las que la gente decide iniciar la convivencia. En
nuestra cultura priva la idea romántica de que, entre todas las personas del
mundo, aquella de la que nos hemos enamorado es la que nos estaba destinada,
con quien podemos ser felices. Bajo el enamoramiento uno se enfrenta a los
padres, a las tradiciones, creencias e incluso a la ley haciendo cosas que
jamás haría fuera de ese estado. La duración de este estado es
discutible, se menciona que a menudo dura entre tres a cinco años máximo para
experimentar esa sensación, si bien son los primeros meses que se
caracterizan por una intensidad especial, posteriormente se pueden continuar
sobrevalorando las cualidades de la pareja; sin embargo el conocerle más, la
disminución de la novedad, las falsas expectativas depositadas, contribuyen a
despertarnos de la idealización. “El amor hace parar el tiempo y el tiempo hace pasar el amor”, dicen los franceses; pero el amor es otro tema para el próximo articulo no deje de leer nuestra siguiente edición… Bertilia
Dávila Psicóloga Clínica |