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DON ENRIQUE ARAUZ “Trabajar significa amar lo que hacemos
y disfrutarlo al máximo” |
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Disfrutar
lo que hacemos no depende del trabajo que realicemos, sino del entusiasmo que
pongamos en la labor realizada. Este es el pensamiento que tiene Don Enrique
Aráuz desde hace 56 años, tiempo en el que ha ejercido la herrería, oficio
que aprendió a sus 15 años de su tío Humberto Lanzas, al que quiso como
padre. Desde su juventud trabajó con el objetivo de aportar y ayudar en los
gastos del hogar. Con pocas posibilidades de estudiar y muchas carencias
económicas, decidió aprender el que fuera su herramienta de trabajo por
siempre - Con gran
esmero y esfuerzo ha dedicado más de
la mitad de su vida a esta labor, sin descuidar a su familia; ha cultivado un
matrimonio de más de 45 años al lado de su señora Pastora González, con quien
procreó 7 hijas, a ellas las ha apoyado y les ha enseñado a trabajar y
estudiar. Actualmente están casadas. Sin embargo, esto no es obstáculo para
que Don Enrique como buen padre las anime e inste para que se preparen y
luchen a fin de tener un mejor futuro. Este gran
señor, ejemplo de que lo que uno se propone lo logra, a sus 71 años continúa
laborando con el mismo ánimo y fuerza que ejerciera durante su juventud,
mientras hacía uso de su inseparable amigo y herramienta de trabajo, “el
martillo”. Hoy por hoy, es un experto en el trabajo de herrería. Dentro de
los derivados que obtiene del hierro están: las llantas, la punta de arado,
la covina, entre otros. Lo producido lo vende a precios que varían desde 70
córdobas la docena de llantas para bestias, 40 córdobas la unidad de punta de
arado y 10 córdobas la unidad de covina. Nos
comparte; que esta labor no deja grandes ganancias, ni riquezas, debido a que
no hay un apoyo fuerte para esta actividad, sumando a esto, la poca demanda
que existe de esta tarea artesanal. No obstante, asevera que da para vivir y
solventar las necesidades cotidianas de la familia y del hogar. Afirma
que el mayor logro que ha tenido es haber provisto a su esposa e hijas, lo
que necesitaban a través de su trabajo, el que ejecutó diariamente de sol a
sol y honradamente; también haber construido su casa. Sobre todo haber hecho
las cosas con esfuerzo propio, y con la ayuda de su familia y su martillo.
Otro logro obtenido fue, el haber dejado el vicio del licor y el tabaco, y
haber logrado ser un gran padre y esposo. Vale la
pena vivir, finaliza diciendo Don Enrique, es cierto que antes la situación
era mejor, las cosas eran más baratas y se compraba más; antes con 100
córdobas se compraban hasta 2 docenas de
hierro y ahora con 300 córdobas adquirimos 1 docena. Sin embargo, uno
aprende a vivir y a salir adelante, por que el que tiene ganas de trabajar,
lo hace. Hoy nadie puede decir que no hay trabajo, por que hay mejores oportunidades que las de antes.
Opina que
el ser padre es un sentimiento maravilloso, una sensación que lo hace feliz,
es la experiencia más linda que un ser humano puede tener, por lo que
agradece a Dios por su familia, por la
salud y por el trabajo que le ha dado. Pretende
continuar trabajando hasta que Dios le permita; esperando que sus hijas
tengan mejores condiciones de vida y mayores oportunidades, recordando
siempre los valores y enseñanzas que ellos como padres les han inculcado. Insta a los
jóvenes a estudiar y trabajar
dignamente, sobre todo les aconseja que aprovechen las oportunidades que se
les presentan. Los anima para que
apoyen a sus padres y que consoliden los lazos familiares, que se alejen de los vicios y que
cultiven el respeto por los
mayores. Equipo
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