COMO DEBEMOS ACTUAR LOS PADRES ANTE LA

LLEGADA DE LA ADOLESCENCIA EN NUESTROS HIJOS

Sabemos que el rol de la educación de los hijos es una tarea difícil, compleja y aún más cuando llega a la adolescencia. Les sugiero algunas orientaciones a los padres y madres de los (as) adolescentes que a veces cuando no sabemos comunicarnos con ellos sentimos que el mundo se nos viene encima, ya que es una de las etapas más complicadas en la vida de los seres humanos, no solo para el adolescente, sino también para los padres. Habrá momentos en que te parecerá que una persona irreconocible ha ocupado el puesto de tu hijo (a) y añorarás un pasado más fácil en cuanto a la disciplina se refiere.

 

Pero es importante recordar que durante esta etapa, nuestros hijos aprenden a ser su propia persona, a tomar decisiones ellos solos, a convivir más con sus compañeros, a vivir situaciones de amor correspondido o no correspondido y en definitiva, a servir como ser independiente en el mundo.

 

Es una tarea tan importante para su futuro como adulto muy complicado y hay que respetar su forma de afrontar los retos de esta edad en la mayor medida posible, comprender su complejidad. Es fácil desesperarse cuando vemos a nuestros hijos tambalear entre la dependencia de un niño y la independencia de un adulto según el desafío del momento, pero hay que armarse de paciencia e intentar no dejarle ver nuestra frustración.

 

No podemos trasladar (todavía) nuestras reglas y soluciones de adultos a los problemas y situaciones de nuestros adolescentes. Los adultos afrontamos los retos con un sentido mucho más desarrollado sobre quiénes somos, cuáles son los valores importantes, qué deseamos y cómo lo conseguimos. Pero no podemos - ni debemos intentar - trasladar este sentido (logrado después de muchos años de aprendizaje personal y profesional) a nuestros hijos. No debemos imponer nuestra manera de hacer las cosas o arreglar situaciones difíciles, por mucho que estemos más preparados para hacerlo. Podemos - y debemos - escuchar, aconsejar, ayudar o ensayar con ellos. Pero nada más. Tienen que aprender, y debemos respetar su manera de hacerlo en la mayor, lo más que se pueda. Es un camino complicado, confuso y difícil, que requiere la comprensión y el apoyo de madres, padres, y familiares mayores.

 

Algunos adolescentes se sienten capaces de contarles a sus padres sus temores, sus fracasos y sus aspiraciones sin ser juzgados, tienen mucho más posibilidades para convertirse en adultos seguros y buenas personas, en cambio hay  algunos que sienten la necesidad de esconderles todo a sus padres. Nuestro reto como padres de adolescentes es mantener abiertas las vías de comunicación, trasladar nuestras inquietudes a nuestros hijos (as),  aprender a explicar nuestra postura sin menospreciar la suya, respetarles y conseguir que nos respetan, contar hasta diez antes de gritar...

 

La disciplina sigue siendo tan importante en la educación de un adolescente como durante la infancia. La diferencia es que conforme se van haciendo cada vez mayores, los adolescentes cuestionan cada vez más las normas y límites que sus padres les imponen. Sin embargo, la disciplina es una herramienta básica en la formación de una persona responsable y estable, así que es muy importante tener unas normas y límites bien definidos y exigir que el respeto.

 

Lic. Juanita Galeano Morales.

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