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El diecinueve de abril de 1942, Doña
Juana de Toño, con una mesita de ocote en la que puso encima un vaso de vidrio con pedazos
de dulce y un cumbo con café molido y abajo unas rajas de ocote,
abrió un pequeño negocio que con el paso del tiempo se convirtió en una de
las mejores pulperías y un punto de referencia muy importante en el viejo
Estelí y aún en la actualidad. Para ese tiempo Estelí era un pueblito de unos
ocho mil habitantes y que aún no tenía el servicio de agua potable, ya que
este servicio solo fue posible hasta 1957, cuando en el período edilicio de
Don Salomón Gómez Palma se fundó la Empresa Aguadora
Municipal de Estelí (1957-1963).
La Fundadora de este
negocio, Doña Juana Gutiérrez García nació en la comunidad de La Estanzuela
(Estelí) y al contraer nupcias con Don Antonio Barreda G. pasó a vivir en lo
que fue su casa de habitación de toda su vida, ubicada de la esquina sur
oeste del colegio Guillermo Cano una cuadra al oeste, muy conocida como la Pulpería “Juana de Toño”. A pesar de que fue madre de una prolífica familia,
ya que dio a luz a veintitrés hijos de los que sobreviven ocho: Nubia, Libia,
Luis Enrique, Vilma, Ernesto, Glenda, Juanita y
Edith, todos de apellido Barreda Gutiérrez, fue una incansable trabajadora y
emprendedora. Antes de iniciar con su popular negocio hacía puros de tabaco chilcagre, los cuales vendía personalmente y
posteriormente a lo largo de cuarenta y ocho años desarrolló la pulpería más
antigua de Estelí. Todos los productos de consumo popular los expendía a los
estelianos y era, además, una especie de farmacia popular donde se vendían
medicinas naturales como: la trementina que se utilizaba para sacar niguas y
sanar heridas corto punzantes. Toda clase de
aceites: de petróleo, aguacate, boa, danto, cusuco, zorrillo, mono y hasta de
perro que los pobladores utilizaban por tradición de nuestros antepasados
aborígenes para tratar diferentes dolencias y enfermedades. También, Doña
Juana de Toño que así fue más conocida en Estelí
por ser la esposa de Don Antonio Barreda conocido como Don Toño, vendía cáscara de quina, que cocida era utilizada
para tratar el paludismo; vendía mixtela que era una bebida fortificante y
medicinal que todas las mujeres recién alumbradas de aquellos tiempos y aún
hoy en día especialmente en las zonas rurales toman posterior al parto
durante ocho días. Esta bebida era basada en miel de abeja, guaro lija,
alhucema, romero, cilantro, eneldo, comino y nuez moscada. Aun desde
diferentes puntos de la ciudad y fuera del departamento hay todavía clientes
que la buscan. No faltaba en la pulpería de Doña Juana de Toño
el carburo que en aquellos tiempos se utilizaba en las lámparas para alumbrar
y para madurar las frutas y el bisulfuro de carbono para curar granos. Ya en
la década del sesenta su popular pulpería era punto de transacciones
comerciales con campesinos que bajaban de las comunidades aledañas en
caballos, mulas y carretas. En sus mejores tiempos llegó a tener almacenados
hasta doscientos quintales de granos básicos. Allí se daba una forma secular
de comercio que era el trueque. Algunas comerciantes de León y Masaya le
entregaban caña fístula y ella a cambio daba linaza, chilla o quina. No
faltaban los populares trastos de barro y que aun se expenden en esa
pulpería; hoyas, comales y jarros que pobladores de
Potrero Grande y San Nicolás confeccionaban.
La base del éxito de esta familia
fue el trabajo constante, tenaz e incansable, pues abrían su negocio a las
seis de la mañana y lo cerraban a las diez de la noche, excepto los jueves y
viernes santos de cada año.
Estelí en la década del sesenta con
cerca de catorce mil habitantes y los barrios de: La Parroquia, El
Calvario, La Chingastosa, San Antonio, La Sapera
y Los Ángeles tuvo y aun tiene este punto de referencia, talvez el más
popular de Estelí y la trayectoria comercial de Doña Juana y su marido Don
Antonio Barreda que muestra que es posible alcanzar el éxito económico si se
trabaja duro, con calidad y excelente atención a la clientela.
Ahora ya no podemos consumir las
deliciosas rosquillas, empanadas y pan dulces que llevaban entre sus
ingredientes además del maíz, suficiente cuajada y mantequilla. Las afamadas
rosquillas somoteñas no superan como delicia al paladar a las que expendía
Doña Juana. Y los deliciosos dulces que consumimos de niño como: el pan de
rosa, los huevos chimbos y leche burra,
desaparecieron del mercado, a la espera que emprendedores locales
revitalicen estos viejos dulces y alimentos populares.
Hoy la Pulpería Juana de
Toño es muy popular y reconocida por toda la ciudadanía,
por lo que también es un punto de referencia, ya que esta pulpería sigue
siendo una de las más fuertes de Estelí, sobre todo por su trayectoria
económica y comercial.
Prof. Jaime Herrera Chavarría.
Investigador y escritor.
Telf. 713-1478.
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