INTEGRACION SOCIOLABORAL EN EL CENTRO
JUVENIL LOS PIPITOS ESTELI |
Hoy es Domingo y son las dos de la tarde. En la plaza al frente de la Alcaldía
de una ciudad en el norte de Nicaragua se reúne un grupo de jóvenes. Desde
largo se saludan y cuando llegan al grupo se dan besos y abrazos. Otros del
grupo son más tímidos. Empiezan a platicar y de la alegría en sus ojos se
mira que están felices de verse. Si uno de los jóvenes no usara los manos
para conversar y uno cojeara del pie y si no hubiera un joven en una silla de
ruedas desde largo no sería claro que todos estos jóvenes tienen una
discapacidad. Yo vine a este lugar para participar en una actividad muy
especial: en una reunión del Movimiento Juvenil “Uniendo fuerzas” que está
apoyado por el Centro Juvenil Los Pipitos, Estelí. Los Pipitos es un grupo de padres y madres con niños/as y jóvenes con
discapacidad. Fundado en 1987,
actualmente hay 73 capítulos en toda Nicaragua. Cada uno de estos
capítulos tienen su propia manera de trabajar y unos realizan trabajo más
profesional que otros. El Centro Juvenil en Estelí es un proyecto especial de Los Pipitos. En
el centro se capacitan 55 jóvenes cada año en 6 diferentes talleres, para
darles la oportunidad de tener una profesión y luego encontrar un trabajo. El
equipo de 25 trabajadores/as en el Centro Juvenil enseña profesionalmente a
los jóvenes impartiendo talleres de artesanía, cocina, carpintería,
manualidades, elaboración de candelas y agricultura. El Centro existe desde
1999 y realiza un buen trabajo. En el 2001 el primer grupo de jóvenes egresó de este centro. Después
de la alegría sobre el éxito se encontró un problema: después que los jóvenes
obtenían una profesión, ni ellos mismos, ni sus padres tenían una idea que
podrían hacer con el certificado entregado por Los Pipitos. En este tiempo
nadie se podía imaginar que un joven con discapacidad podría tener la
oportunidad de tener un puesto de trabajo. Muchos padres querían inscribir a
su hijo o hija de nuevo porque no sabían en que, su hijo o hija, podría
trabajar si no en el Centro Juvenil. El capítulo reaccionó con una idea
sensacional. Desde el 2002 hay una nueva área en Los Pipitos que trabaja con
los jóvenes egresados del Centro. Las dos trabajadoras de esta área y la practicante empezaron con su
trabajo y siempre han tenido muchas cosas que hacer. Juntos con los jóvenes
egresados buscan a fábricas y empresas para informarles de la voluntad y
capacidad de los jóvenes. Es un trabajo de sensibilización y mucha paciencia.
Así hay 27 jóvenes que trabajan en un puesto oficial en una empresa. “Aparte
del trabajo también nos importa la integración de los jóvenes a la vida
social”, dice Tania, una de las responsables. Los jóvenes trabajan en
fábricas de puros, en ventas en su casa, en carpinterías y otras
micro-empresas. Voluntarios/as acompañan a ellos las primeras semanas
de su trabajo, les apoyan y les ayudan a integrarse. “Por supuesto no
todos/as pueden trabajar en un trabajo oficial”, sigue Tania “muchos también
ayudan en los negocios pequeños de sus familias.” La tercera opción en la
cual, los jóvenes con trastornos de comportamiento encuentran una oportunidad
es el “Trabajo protegido” en el Centro Juvenil. Se creó un entrenamiento
laboral prolongado en el Centro Juvenil para darles una oportunidad de
mejorar las habilidades laborales, ya siendo responsable de una tarea
específica, es temporal para luego integrarse en un empleo formal. Seguro es,
que ninguno de los jóvenes podría trabajar sin un poco de apoyo de parte de
Los Pipitos. Pero la vida consiste, como Tania ya lo mencionó, no solamente de
trabajo. Sin amigos/as y sin un grupo para intercambiarse y realizar
diferentes actividades una persona no puede ser feliz. Me acerco al grupo
excitado de jóvenes en frente de la alcaldía, la responsable me presenta e
inmediatamente los jóvenes me integran al grupo. Toman mis manos y me besan
para saludarme. Hoy es un día para una reunión especial. Para ser un grupo de jóvenes
oficial se necesita más que reuniones mensuales y actividades juntos: una
Junta Directiva. Esta se va a elegir hoy. Nos reunimos en una sala. Después de que cada una se ha presentando
viene silencio al auditorio. Los jóvenes escuchan con mucha curiosidad y
atención las explicaciones de los diferentes puestos y las tareas de la junta
directiva. Ellos reaccionan a preguntas y hacen comentarios. Las responsables
han preparado una elección oficial. Los jóvenes tienen que proponer
candidatos y luego anotar sus nombres en papelitos. Unos saben leer y
escribir, otros no entienden el sistema de la elección. Unos no quieren
proponer a nadie, otros piden ayuda para anotar el nombre de su candidato.
Con mucho empeño doblan el papel y meten su voto a unas cajas. Así eligen
puesto por puesto. Los jóvenes están emocionados pero serios, algunos se
sienten en una mesa para que nadie vea su voto en secreto. Se llenan cuatro
cajas grandes con papelitos de la elección. Yo comienzo a observar a Alicia, la cual visité ayer en su trabajo.
Ella habla con la voz alta con uno de sus compañeros y le quiere convencer de
su candidato favorito. Eso es una parte de su personalidad, pienso y se me
escapa una sonrisa, a ella le encanta hablar de lo que sabe. Alicia es una de
las mayores del Movimiento Juvenil. Alicia tiene 45 años y tiene un retardo
mental moderado. Trabajó 22 años con Los Pipitos hasta que el área de
“Integración Sociolaboral” fue fundada. “Yo hice bolsitas y cosas así”, me
cuenta. Su idioma está bien desarrollado. Una capacidad que puede y sabe usar
muy bien en su trabajo. Cuando ella tuvo que salir de Los Pipitos, su familia
tenía una excelente idea para ella. Como su hermana es dueña de una farmacia
la dieron un espacio en el negocio para vender otras cosas. Después de que
hablé un rato con Alicia en la sala de su casa ella me tomó de la mano para
enseñarme “su negocio”. La farmacia de su hermana está dividida en dos partes: una de la
farmacia misma y una para artesanía y adornos. Además hay una vitrina grande
con galletas, bombones, cajetas y otras cosas dulces. “Alicia me vende la
artesanía y otras cosas, el dinero de las galletas y dulcerías es su
salario”, me explica su hermana. Alicia es una buena vendedora. Ahí mismo me
vende dos paquetes de galletas y un pasador para el pelo. “También vendo
pan”, me dice. Me fascina como ella administra el dinero. El ingreso de las galletas
lo pone en la bolsa de su pantalón, para vender el pasador de pelo llama a la
trabajadora de la farmacia. Ella tiene que sacar la cuenta y recibir mi
dinero. Además la obliga (y realmente es como una obligación) a la señora que
anote todo en un cuaderno donde sale todo lo que Alicia vende todos los días.
“Eso es importante”, me explica Alicia “para que mi hermana sepa lo que vendo
y para que ella nota que no falta dinero. Yo vendo muy bien”, me dice con una
sonrisa y orgullo en su voz. Ella es un miembro del Movimiento “Uniendo
Fuerzas”. Además participa en un grupo de teatro que también es parte del
trabajo de Los Pipitos en Estelí. “Y voy a la iglesia”, me cuenta. Del dinero
que gana ella se compra cosas personales como un jabón para su cabello. “Elena”, me llama de un lado del auditorio al otro.”Así te llamas,
¿verdad?”. Y empieza a contar a su compañero con orgullo de mi visita de
ayer. “Ah y mira, me puedes ayudar con esto”, se acuerda de nuevo de las
elecciones “yo no se como se escribe”. Después de las elecciones, que duraban
un tiempo bastante largo, hay un recreo. La mayoría de los jóvenes trajeron
algo de comida. En el parque el grupo de los jóvenes con problemas auditivos
discute algo con señas emocionadas. Los jóvenes están platicando en grupos y
ríen. Se ve en sus caras que este encuentro les hace sentirse bien. Después de la pausa todos/as se reúnen de nuevo. Se dicen los
resultados de la elección. La presidenta es una muchacha sorda y ahora ella
está muy feliz. Todavía no se ha terminado la reunión. Aparte de las reuniones
mensuales del Movimiento “Uniendo Fuerzas” el grupo de jóvenes también tiene
otras responsabilidades. Por ejemplo van a escuelas o universidades para
sensibilizar de sus problemáticas. Se hace una lista larga con nombres de
voluntarios que quieren organizar y participar en esta actividad que se llama
“Encuentro Joven a Joven” para que jóvenes con y sin discapacidad se
conozcan. En esta lista también aparece Jorge Luis, un joven que también pude
visitar en su trabajo. Jorge Luis tiene 25 años y trabaja hace tres años en una carpintería.
En su niñez sufrió un accidente por cual tiene un retardo mental moderado.
Cuando llegué con Tania a su taller saca una mesa por afuera la cual había
terminado en este momento. Como no tiene ningún problema de articularse me
cuenta muchas cosas de su vida: “Yo trabajo aquí cuatro días de la semana de
las ocho hasta las siete de la noche. Tengo la oportunidad de participar en
un curso de español e inglés. Soy algo como un ayudante de carpintería, hago
trabajos pequeños y mandados. Tengo cuatro compañeros de trabajo quienes me
aceptan como soy y con cuales me llevo bastante bien. El dueño del taller me
ha dado una gran oportunidad por que también me permite ir al doctor una vez
al mes y me da la oportunidad de estudiar. El trabajo si es bastante duro y
después de todos los días de trabajo me pongo o estudiar. Aprender ingles me
hace un poco difícil a veces, pero quiero tener una buena educación para que
pueda abrir mi propia carpintería algún día. Hasta ahí tengo que trabajar muy
duro.” Me cuenta que vive donde una hermana en Estelí, porque su familia es
del campo. El vive una vida muy independiente y no recibe casi nada de ayuda
de sus padres. Aprovecha la presencia
de Tania para contarle uno de sus problemas que tiene en el taller. Le
explica que no gana mucho en la carpintería. Y cuando hay mucho trabajo se
siente mal pagado y usado. Tania promete que va a hablar con el dueño. Con
estos tipos de problemas el apoyo del proyecto de Integración Laboral es muy
importante. “Y de estos tipos de problemas hay bastante…”, dice Tania. “Mas
que todo en los negocios de familiares ven al trabajo de los jóvenes algo
normal y no entienden que también a ellos tienen que pagar su salario.” La reunión de los jóvenes termina con propuestas para los temas de las
próximas reuniones. Escucho ideas como “familia”, “violencia”, “juegos”,
“pobreza”, “educación sexual” y “sensibilización”. Estoy fascinada. Los
jóvenes tienen muchos planes con su Movimiento. Ellos salen del auditorio y cada quien busca su camino. Jorge Luis se
despide de mi y Alicia se acerca una vez más. “Te invito a mi tienda de
nuevo. Tal vez tengo algo nuevo para venderte”. Me abraza. “Ya sabes donde
queda.” Elena Lange Reninka De Koker, asesora Integración Sociolaboral Centro Juvenil Los Pipitos Estelí |