El límite es el cielo…

-Autor: Nelson de Jesús Flores-

“Mientras caminas, procura dirigir tu vista entre el horizonte y el cielo azul en donde habita Dios, no vayas inclinado viendo el suelo en donde permanecen las inmundicias”.

Dicen que soñar no cuesta nada, que si no tienes una ilusión por realizar te vuelves esclavo de la monotonía y ésta te convierte con el tiempo en un espectador más…de la vida.

¿Qué sería de la existencia sin los sueños? Todos tenemos por lo menos uno por consumar, no importa nuestra edad, sexo ó inclinación política y religiosa, siempre anhelamos realizar nuestras metas tarde o temprano.

Ese algo que sale de los parámetros normales, de lo cotidiano, de lo normal; con ese material que te permite ser diferente de los demás, ese, del que están hechos los soñadores.

En ciertas ocasiones, en el camino hacia la consecución de tus propósitos te encuentras con enormes obstáculos difíciles de salvar, batallas que vas a perder y planes que van a fracasar, ¿sabes por qué? -Porque debes aprender-.

Existen muchas cosas que se aprenden por necesidad, como ese jugador de baseball que era muy buen bateador pero deficiente con el guante, y a quien no le quedó mas remedio que practicar en todo su tiempo libre diariamente para corregir su terrible defecto para atrapar la pelota. Luego de intensas sesiones de estudio y agotadoras prácticas, comenzó a ver los frutos de su esfuerzo ganando varios guantes de oro, (premio otorgado en major league baseball a los mejores exponentes a la defensiva) no voy a citar nombres, pero es real.

Aún está fresco el recuerdo del lanzador norteamericano Jim Abott, que con su brazo zurdo hacía llegar sus lanzamientos por encima de las 90 millas por hora constantemente, si, el mismo que en alguna ocasión lanzara contra nuestra selección nacional antes de llegar a las grandes ligas. El no tenía el brazo derecho pero era increíble ver su pericia para fildear los batazos.

 Entre nosotros existen personas que son la imagen genuina de la perseverancia, que a pesar de sus limitaciones físicas y hasta mentales -en algunos casos-, concretan utopías que para otros, parecen sencillamente imposibles.

Una de estas personas  es el señor Boanerges Altamirano, nombre que quizás para muchas personas del ámbito deportivo y especialmente contemporáneos de los años 60 les es muy familiar; perdió uno de sus brazos producto de un accidente cuando tenía solamente doce años de edad. Luego, por casualidad a los 18 años comenzó a practicar el football soccer llegando a la altura de leyendas reconocidas como los Corea, Chepones, linares (hondureño), etc. en aquella época donde los chilincocales eran los amos y señores en las proximidades de lo que ahora es el estadio independencia y en donde los venados y otros animales hoy casi extintos eran una vista normal, muy cerca de la pista donde aterrizaban las avionetas…qué tiempos aquellos!!

 Boanerges Altamirano suplió su pérdida destacando con su versatilidad y deseo de brillar, tanto que su posición habitual era la de volante donde se nesecita mucha destreza y determinación. Prueba de ello son los reportajes especiales realizados por los periódicos en sus años mozos. Con el paso del tiempo complementó la práctica  del deporte con su dedicación a los estudios graduándose posteriormente como licenciado de las ciencias contables.

Definitivamente, “el límite está en nosotros, podemos llegar, hasta donde podemos movernos”.

Un día de estos escuché en la iglesia a la que asisto unas palabras que considero preciosas: “Cuando sentimos que Dios está más lejos, es porque realmente está mas cerca, es su propósito para probar nuestra , muévete y él se moverá contigo…” Las mejores cosas suceden pero hay un espacio que debemos recorrer para llegar a ellas, es la parte mas dura, pero la mejor porque es en donde aprendemos, es la distancia en donde Dios nos da el libre albedrío para crecer.

Algunas veces desistimos cuando únicamente nos hacían falta unos metros, unos centímetros ó unos segundos.

Hace algunos años, mientras devoraba un libro sobre éticas de comportamiento en  sociedad, llegué al punto en donde explicaba las posturas correctas al caminar y me llamó mucho la atención la parte en donde se leía literalmente: “Mientras caminas, procura dirigir tu vista entre el horizonte y el cielo azul en donde habita Dios, no vayas inclinado viendo el suelo en donde permanecen las inmundicias”

Para los defensores del medio ambiente tal vez esto parezca una burla a la madre tierra, pero en realidad no lo es, en cambio, es un buen ejemplo de la forma en que debemos ver la vida.

El límite es el cielo, Julio Verne escribió relatos “ficticios” sobre viajes a la luna mucho antes que alguien alunizara o pensara en ello; la Biblia misma nos enseña: “llamemos a las cosas que no son como si fueran”.

 

Toma tus sueños, hazlos realidad y recuerda que con la ayuda de Dios, absolutamente todo es posible…

Para cualquier aporte ó sugerencia escríbame a: llandlur@yahoo.com