SAN LUCAS: COSTUMBRES Y TRADICIONES

 

El municipio de San Lucas pertenece al departamento de Madriz, tiene una extensión territorial de 139 Km2 y una población aproximada de 11,000 habitantes, se encuentra a 227 Kms de la capital Managua. Su clima es de tipo tropical seco y húmedo en las partes elevadas y montañosas. Con una altura de 790 m.s.n.m. su temperatura promedio oscila entre 25ºC y 27ºC.

La fiesta patronal se celebra en honor a San Lucas efectuada el 18 de octubre de cada año. El municipio fue creado en 1913.

En el poblado existe una casa que fue construida en el siglo XIX, hace ya más de 110 años. El dueño original de la casa fue Don Matilde Moreno, quien fue el primer cacique indígena de Totogalpa. Los dueños actuales del titulo de la casa son los Monexicos (indígenas).

Uno de sus atractivos turísticos es la reserva natural Tepesomoto – La Patasta. Es un santuario natural que alberga especies en peligro de extinción. Además, desde sus partes mas altas, se observa panorámicas impresionantes del pacifico de Nicaragua especialmente El Golfo de Fonseca. Es un paraíso natural apropiado para curar el estrés producido por la vida cotidiana.   

En la pequeñísima y poco conocida comunidad rural de Loma Panda, las mujeres de una familia campesina de origen indígena se dedican a la creación de impresionantes piezas artesanales de barro de gran calidad, mucha creatividad y utilizando un estilo tradicional transmitido por generaciones. Esta es la familia Muñoz.

Dos aspectos hacen atractiva la producción artesanal de las Muñoz. El primero, es la gran variedad de diseños y formas de las piezas, de entre las que hay utensilios (tazas, platos, bandejas), pero sobre todo ornamentales (jarrones, floreros, muñecas, avionetas, flautas y más). El segundo aspecto, es que toda la coloración en el acabado de las piezas la logran exclusivamente gracias a la utilización de diferentes tipos de barro, o “tagüe”, a como lo llaman localmente.

El proceso de elaboración de estas artesanías es heredado de generación en generación por las mujeres de esta humilde familia.

Actualmente hay seis mujeres involucradas en la elaboración de artesanías. Todos los días producen piezas pequeñas o grandes, por lo que es interesante visitar su modesto taller tanto para observar el proceso tradicional de producción como para comprar piezas al gusto.

SANTUARIO DE CACAULI: En 1990, en la comunidad rural de Cacaulí, un niño de 13 años conocido como Panchito caminaba en el campo recogiendo trozos de leña cuando aconteció un suceso que transformaría enormemente su vida y el carácter del lugar en el que estaba parado: Panchito fue testigo de una aparición de la Virgen María, y lo divulgó luego con tanta fe y pasión que todos en el pueblo creyeron en su palabra.

La historia comenzó a extenderse por el departamento, luego por el país y más tarde traspasó fronteras. Hoy en día el lugar es conocido como El Santuario de Cacaulí, y cada día ocho de cada mes del año miles de personas de toda Nicaragua y visitantes extranjeros asisten con fe al lugar en búsqueda de milagros.

La gente inicia su romería los días siete, para hacer una vigilia. Al día siguiente llega más gente y el párroco de Somoto realiza una misa campal a las diez de la mañana. Luego, Panchito se dirige a la multitud dando testimonio de su experiencia, y muchas otras personas también relatan los milagros recibidos. Según los lugareños, en el lugar se han conglomerado hasta 15 mil personas de diferentes lugares y clases sociales.

En el Santuario se ha construido un muro periférico y un humilde altar a la Virgen María. A parte de los días siete y ocho de cada mes, durante el resto del tiempo el lugar permanece desolado, aunque algunos pocos visitantes llegan al lugar de vez en cuando. Mucha gente opta por buscar a Panchito (hoy en día es un adulto y su nombre es Francisco Tercero Dávila) en su casa de Somoto, para que les acompañe hasta el Santuario.

Para llegar al Santuario se toma la primera entrada a Cacaulí desde la carretera Estelí-Somoto, justo en el punto donde está una gasolinera Shell. Se sigue, luego, por una carretera sin pavimento por un poco más de un kilómetro y medio. En ese punto hay una entrada al Santuario desde la calle de tierra, sin embargo, hasta el momento no hay rótulos así que es mejor preguntar a los habitantes de la localidad.

Revista El Esteliano

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Fuente: Guía Turística del Norte.