¿CÓMO ENSEÑO JESÚS? NUESTRO PRINCIPAL MAESTRO |
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Según las observaciones, los
componentes o factores que debe dominar un buen maestro son: Buen dominio del
contenido de su materia; excelentes relaciones humanas, en este caso buenas
relaciones con sus alumnos entendiendo por esto un cierto grado de relaciones
y empatía, además de esto debe ser un eficiente comunicador que tenga cierto
dominio en la oratoria. Entonces, resulta que hay quien domina su contenido,
pero no tiene la facultad para comunicarlo este mismo y viceversa, lo mismo
en el caso de las relaciones humanas estas se tienen, pero no existe dominio
de contenido. Las transformaciones actuales en
la educación más específica en “El Constructivismo” no eximen al maestro de
manejar bien su materia, de ser investigador de los avances científicos, ya que
estos son cambiantes y hoy por hoy son vertiginosos... A veces se ha
malinterpretado el constructivismo y se ha ido a un extremo peligroso, donde
el docente se encasilló en pasivismo peligroso, practicado en el nombre del
constructivismo, donde el alumno es protagonista de su formación y entonces
surge aquí lo necesidad de plantearnos el equilibrio. “Abrazar lo nuevo, sin
abandonar lo antiguo”, por ejemplo de vez en cuando podría hacerse uso de la
cátedra, la conferencia, mezclado con técnicas modernas de aprendizaje. Adentrándonos en nuestro
objetivo que es sacar algunos principios que utilizó el personaje central de
la cristiandad, el hijo de Maria, Jesús de Nazaret
a quien le seguimos la pista en sus registros históricos principalmente los
evangelios, que al leerlos con un ojo pedagógico a nivel general observamos
la habilidad del “Maestro Jesús” para plantear su estudio, su materia con
claridad, con capacidad de síntesis, enfoque en lo esencial, el uso de
historias como apoyo a la lección a compartir, la intención de hacer pensar
al individuo a través de preguntas bien diseñadas. Aunque el discurso de Jesús no
se enfocaba en la ciencia, sino en la fe, a diferencia del maestro actual y,
la diferencia histórica, espacial, cultural y geográfica. Se pueden
entrelazar y dialogar sus principios pedagógicos en su conjunto. El primer objetivo de Jesús fue
hacer uso de la androgogía que se enfoca en adultos,
gente que tiene experiencias, pero que necesita un facilitador para que le
ayude a reflexionar y sistematizar las mismas y ordenar las lecciones
prácticas. Remitamos a algunos de estos
principios de enseñanza de Jesucristo, dignos de dialogarse y asimilarse,
veamos: Jesús comenzaba su enseñanza en el contexto del alumno, le hablaba al
individuo de barcos, peces, pan, vino, aceite, ovejas y semillas, edificaba
sobre lo previamente aprendido del estudiante, este es un concepto que se
maneja por los docentes. Hoy en día se debe considerar el gran avance de la
ciencia y hablo de medios de comunicación como la radio, la televisión y el internet que le da al alumno grandes perspectivas que el
docente debe considerar. Jesús permitió que el estudiante descubriera la
verdad por si mismo, dejó a Pedro (su discípulo) cometer errores, navegó
sobre el agua, esta tenía ahí una gran experiencia de aprendizaje y
posteriormente al incidente cuando Pedro se hunde en el agua, Jesús le
preguntó ¿Por qué dudaste? La pregunta exige una respuesta bien pensada en
donde se busca una verdad interior. Jesús aprovechó los momentos adecuados
para enseñar; hacía uso de los eventos del contexto para entrelazarlos con su
enseñanza. El maestro de hoy puede
concatenar su discurso con los eventos del ambiente, esto lleva la intención
de fijarlo mas claro en la memoria de los estudiantes a largo plazo. Otro concepto aplicado por Jesús
fue el del “aprendizaje significativo” como se conoce hoy. Este proporcionó a
los estudiantes la oportunidad de practicar lo aprendido. Desafiaba a la
praxis del estudiante; él les decía “vende lo que tienes” “hazlo tu mismo”.
En algunos casos es imposible una enseñanza teórica, por ejemplo si quiero
enseñar a alguien nadar o manejar bicicleta. El reto del docente esta en
convertir la escuela en algo agradable para construir una historia digna de
recordarse y que deje huellas en el porvenir de las futuras
generaciones. Mario José Meneses Aguirre menesesaguirre@yahoo.es Tel #
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