LA TAREA EDUCATIVA

 

La tarea educativa es discutida desde tres puntos de vista: desenvolvimiento de valores democráticos, del bienestar psíquico, y de la capacidad intelectual y habilidades, que son los principales aspectos del trabajo escolar, el cual definido en términos generales, consiste en el desarrollo de la inteligencia y la responsabilidad de las personas.

DESARROLLO DE LOS VALORES DEMOCRÁTICOS

Una sociedad libre es algo más que la existencia de formas políticas; significa gozar de derechos y oportunidades que conducen al mejoramiento individual de las personas; y para la consecución de derechos y oportunidades, es indispensable la aceptación de los valores democráticos y tener capacidad y buena voluntad para hacer lo que sea necesario, con tal de realizar el ideal de la democracia.

Glenn C. Dildine apunta “aprender a ser buen ciudadano, conforme a la doctrina de la democracia, significa regirse por normas de pensamiento y sentimientos, que guíen a actuar con profundo respeto y consideración hacia los demás y hacia nosotros mismos”.

En ocasiones los valores democráticos parecen motivar contienda entre los individuos. Por ejemplo, la libertad de expresión es una de las mayores conquistas de la democracia; sin embargo, cuando algunas personas hablan con precipitación y sin miramiento al condenar los actos de los demás, o cuando lo hacen sin consideración para los sentimientos de otros, ignoran o parecen ignorar que la verdad y el respeto a las personas son también cualidades de la vida democrática. Decir lo que queremos, sin medir las consecuencias, puede interpretarse en el sentido de arbitrariedad, lo que no corresponde al concepto democrático.

Comprender la democracia presupone, en parte, darse cuenta de que un solo valor no puede ni debe normar la conducta. Debemos aprender a considerar los valores en relación con todas las personas, a justipreciar derechos y responsabilidades, y a equilibrar nuestros derechos con los de los demás; comprender que la libertad debe ser usada responsablemente, y de que el interés y el respeto deben ser ajustados a los intereses y derechos de todos los hombres, si es que queremos permanecer libres.

La democracia implica no solamente el respeto a los demás, sino activa participación y esfuerzo para hacer del mundo un lugar mejor para todos. La preparación para la vida democrática no es responsabilidad exclusiva de la escuela, pues también el hogar desempeña importante papel. Hasta hace pocos años, ni el hogar ni la escuela reconocían la necesidad de ayudar a los niños a aceptar sus propias responsabilidades y a expresar sus opiniones; algunos aún toman decisiones por ellos.

En la época actual, con mayor conocimiento de que los sistemas que se basan en principios de autoridad, no son los indicados para la preparación de la vida democrática, los maestros pugnan porque los niños participen – guiándolos -  en forjar planes para el aprendizaje; cómo ayudar a los niños a buscar y encontrar respuestas a sus propias preguntas, así como a las preguntas hechas por los maestros. De esta manera, los alumnos son ayudados a adquirir adiestramiento en el pensar acertadamente, a desarrollar el sentido de la responsabilidad y a trabajar de común acuerdo.

DESENVOLVIMIENTO DEL BIENESTAR EMOCIONAL

El desenvolvimiento del estado emocional del ser humano, fue desatendido por mucho tiempo, o al menos, poco entendido; pero el acervo de conclusiones a que se ha llegado en esta materia, es ahora aprovechado para la cultura de la vida psíquica del individuo, así como para el análisis de algunos otros factores que puedan contribuir al bienestar emocional. Los estudios realizados en este terreno indican que el bienestar emocional resulta de una sensación de seguridad, de un sentido de valía personal y de recursos psicológicos que capacitan al individuo para participar en cualquier actividad, y resolver sus problemas personales.

En gran parte, la satisfacción de las necesidades es uno de los problemas fundamentales del ser humano.. Cuando las necesidades básicas son satisfechas, el individuo se siente inclinado a la amistad y la confianza; pero cuando domina la insatisfacción, ésta se traduce en actos hostiles para consigo mismo y para con los demás, haciendo difícil la tarea de cultivar los recursos psíquicos necesarios.

Sin embargo, ya sea que el interés enfoque las necesidades, las propias ideas, la estabilidad personal, el desarrollo de las tareas, o cualquiera fase de las muchas que este tema presenta, debemos dar la misma importancia al estudio de los aspectos intelectual y psíquico. La felicidad no constituye un elemento separado del bienestar individual, sino que está íntimamente ligado al progreso intelectual, moral y físico. El desarrollo de la imaginación y la formación intelectual pueden ser inhibidos por el temor y estimulados por el esfuerzo y la confianza.

La salud física puede ejercer considerable dominio y dramática influencia en la vida emocional de los niños; pero sus recursos emocionales son determinados, más que por ningún otro factor, por el trato que reciben de las personas que los rodean. El papel que desempeñan la escuela y los maestros es probablemente el que sigue en importancia al del hogar y los padres.

Gertrude Lewis puntualiza al respecto: “el papel del maestro es probablemente el de preparar el ambiente necesario para que las ideas creadoras y el pensamiento vital prosperen: identificación de objetos, sucesos y situaciones que ofrezcan posibilidades para ampliar la capacidad emocional, pero cuidando de seleccionar aquellas que pudieran ser más favorables”. Continúa: “el aspecto cualitativo de cada parte del programa escolar, ya sea que trate de relaciones humanas, ya sea del aprendizaje de materias académicas, de educación física, de tareas creadoras u otras, contribuye a fortalecer los recursos emocionales de mayor trascendencia: valorización y sensibilidad. La sensibilización específica y apreciación de valor de las cosas, pueden realizarse en trabajos cotidianos: discusiones, evaluaciones, esfuerzos para resolver problemas escolares y personales, lecturas (de estudio y entretenimiento), recreo, oportunidades para meditar, estudios científicos, sociales, arte, música, poesía…”.

La responsabilidad de los educadores, en primer término, es tener mayor conocimiento de las necesidades psicológicas de los niños, y de la influencia de la escuela en satisfacción de las necesidades; en segundo término, darse cuenta de la obligación que tiene de utilizar todos los recursos escolares para la adecuada aplicación de este conocimiento. La comprensión, combinada con el genuino interés en el completo bienestar de los niños, es esencial, si queremos alcanzar nuestras metas. Si en todas las ocasiones ejercemos influencia en la vida emocional de nuestros niños, procuremos que esa influencia sea positiva.

DESENVOLVIMIENTO DE LA CAPACIDAD INTELECTUAL

El desarrollo de la capacidad y disciplina de la mente, ha sido siempre objetivo de la educación en todas las sociedades; pero su significado nos hace caer en contradicciones. Mucha gente tiende a confundir el desarrollo intelectual con la adquisición de conocimientos meramente académicos. Tales adquisiciones son indudablemente un aspecto del desarrollo intelectual; pero también son importantes las habilidades para adquirir y utilizar los conocimientos necesarios para actuar inteligentemente, en lo que concierne a la propia felicidad y a la de los demás. Desde este punto de vista, el desarrollo intelectual es la finalidad de todos los alumnos, no sólo para los más despiertos, y la más importante en una sociedad democrática

Los alumnos no necesitan sólo conocer materias; necesitan además, entender conceptos, relaciones y principios; desarrollar sus habilidades, pero también capacidad para aplicar cuanto saben a la solución de los problemas a que hacer frente. Estas necesidades constituyen uno de los más serios cambios que se exigen en las escuelas.

Lo más importante, en lo que se refiere al desarrollo de la capacidad intelectual, es la habilidad de pensar claro y rectamente. Gertrude Lewis dice: “esta habilidad sólo puede ser desarrollada a través de situaciones en que los niños tengan oportunidad de pensar; de tomar partido, y que les den ocasión de aclarar nuevos conceptos, situaciones por medio de las cuales, la habilidad de pensar pueda ser desarrollada y comprobada”.

Para aprender a pensar, hay que tener la oportunidad de hacerlo; si por habilidad de pensar entendemos la capacidad para resolver problemas y tomar justas decisiones, los maestros debemos facilitar a los alumnos el trabajo de relacionar un tema de estudio con nuevas situaciones de mayor dificultad. Los alumnos necesitan ser guiados inteligentemente, para que puedan aplicar lo que aprenden y que es nuevo para ellos, así como lo que queremos que utilicen de los conocimientos ya adquiridos.

Una vez que el alumno sea capaz de aplicar sus conocimientos y habilidades a la solución de problemas, dichos conocimientos y habilidades se convierten en la clase de recursos que necesita para su propio desarrollo y para la responsabilidad que tiene ante la sociedad. La solución de problemas no es asunto fácil para el adulto, mucho menos para un niño: deducir es indispensable en el análisis de una situación, con el objeto de aclarar sus aspectos problemáticos. La experiencia y el discernimiento son necesarios para encontrar y reconocer datos sobresalientes de un problema.

La habilidad de relacionarse es necesaria para obtener el apoyo de otras personas interesadas en el mismo asunto; el valor civil y el respeto a la verdad son asimismo indispensables para el progreso. Aprender haciendo es lo más común, pero la efectividad de lo que ha aprendido (empíricamente), a menudo falla cuando se enfrenta a la realidad en la solución de algún problema. La clave del desarrollo intelectual es, en cierto modo, proporcionar modelos adecuados para las oportunidades del aprendizaje; aprender mejores sistemas para impartir el conocimiento  de nuestra cultura y de nuestro medio; mejores procedimientos de enseñanza en lo que se refiere a las habilidades, y mejores normas para ayudar a los niños a usar esas habilidades en su provecho y de los demás.

Por lo tanto, proveer de tantas oportunidades como podamos, para la propia realización, no representa solamente nuestro deber para con el ser en sí, sino asimismo nuestra mayor garantía para que la comunidad también se beneficie.

 

Fuente: SUPERVISIÓN ESCOLAR COMO GUÍA. (Jane Franseth)

José Ramón Pinell

Profesor, escritor y poeta.

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