¿A QUE JUEGAN LOS ESTELIANOS?

AUTOR: Nelson de Jesús Flores

 

 

Jugar un deporte, lleva implícita una gran responsabilidad; es bueno divertirse, pero recuerda mi estimado atleta que tú eres más que un jugador, alguien muy pequeño te observa y te admira, ese niño que quiere llegar a ser como tú…he aquí tu responsabilidad.

 

No existe duda alguna que los talentos del deporte esteliano están ahí, en alguna parte, esperando cierta oportunidad para saltar a la palestra del éxito.

 

Existe material humano joven suficiente como para llenar las graderías de los estadios de football y baseball para disfrutar de espectaculares jugadas realizadas… ¿por quién?, “jugadores extranjeros”.

 

Es inmenso el orgullo que sentimos cuando un equipo que nos representa ante otros departamentos ó países sale victorioso, ó por lo menos, con la frente en alto. Pero tiene un sabor muy especial cuando los que llevan la batuta son genuinos representantes autóctonos de nuestro “terruño”.

 

El gol, el homerun, o la victoria son mucho más agradables cuando los autores son nuestros mismos vecinos o familiares, gente conocida desde siempre y con las cuales te identificas fácilmente.

 

No expreso en absoluto ningún tipo de discrepancia entorno a los extranjeros que colaboran con nuestros equipos y agregan la calidad que tanta falta nos hace, y hasta mejoran los resultados globales de nuestros clubes.  Es en cambio, un giro de mentalidad progresiva, un asunto cultural el que prefiero enfocar cimentado en el descubrimiento, desarrollo y seguimiento de nuestros jóvenes talentos y dirigido tanto a la sociedad en general y en forma directa al sector gubernamental.

Mucho se habla acerca del desarrollo del deporte pero es muy poco lo que se hace si tomamos en cuenta los abundantes beneficios que giran entorno a él. ¿Cómo puede un deporte beneficiar a la sociedad? ¿Cómo puede un deporte beneficiar a un gobierno? Las respuestas son muy sencillas y usted amigo@ lector ya las conoce desde hace muchísimo tiempo. Quizás, puede concebir las preguntas desde otra perspectiva; ¿Cómo beneficia un atleta profesional a su propia familia? ¿Cómo beneficia un atleta de alto rendimiento a la sociedad, un país ó gobierno? Para abreviar; es mucho mejor pasar tiempo en una cancha, que en las calles, ésta puede ser la diferencia entre la inercia y la notoriedad.

 

Pero, ¿a qué juegan los estelianos? ¿Donde están las academias? Las familias hacen lo que pueden en el seno de sus hogares, pero hay ciertas cosas que solo los gobiernos municipales pueden resolver: ¿Cómo podemos desviar la atención de los jóvenes de la ociosidad en las calles hacia la práctica masiva del deporte?. Practicar deportes con la dirección adecuada forma valores,  y cuando me refiero a “adecuada” quiero decir con la guía y el seguimiento debido.

He visto y oído con mucha frecuencia sobre jóvenes con enorme potencial pa-ra llegar a grandes alturas pero, ¿Qué pasa con ellos?. Estos mismos jóvenes luego los ven frecuentando lugares que no les convienen ni a ellos ni a sus clubes, ni mucho menos a sus familias, lugares que además de su físico y su imagen, debilitan su espíritu y concentración excluyéndolo del paso de la concentración necesaria para rendir en otros niveles a los que difícilmente llegarán sin disciplina y perseverancia. Es entones donde las acciones se justifican con el trillado y triste argumento de que son jóvenes y deben disfrutar su “juventud”.

 

Luego, el desgaste se hace cargo del resto, la juventud se va en un cerrar y abrir de ojos sin permitirles llegar a la cúspide de sus facultades. Jugar un deporte, lleva implícita una gran responsabilidad; es bueno divertirse, pero recuerda mi estimado atleta que tú eres más que un jugador, alguien muy pequeño te observa y te admira, ese niño que quiere llegar a ser como tú…he aquí tu responsabilidad.

 

En lo cultural es un asunto de los gobiernos, deben impulsar ese cambio de mentalidad actual a otros niveles. Mientras tanto, seguiremos esperando la llegada de astros del deporte que sean estelianos, a los que podremos vitorear por sus nombres y con orgullo, “genuino”.

 

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