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APUNTES SOBRE EL POETA Y PINTOR DANILO TORRES RODRIGUEZ |
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Con Danilo tuve la oportunidad de
cultivar una amistad desde 1973,
teníamos en común una identificación por la cultura, el arte de la pintura,
la poesía, la buena lectura de los
clásicos de la literatura universal, así como la música clásica, el rock
clásico, el blues, soul y
el jazz. Tuvo una herencia de valores humanísticos
y cristianos por parte de sus padres el Dr. Tulio Ostilio
Torres, doña Aman-da Rodríguez y una herencia intelectual de un abuelo
escritor. Era una persona popular, tenía
comunicación con personas de diferentes estratos sociales, con una facilidad
verbal discursiva; poseía actitudes para la oratoria y podía extenderse en el
tiempo de sus exposiciones. Fue apreciado por gran parte de la población
urbana y rural del norte de Nicaragua, por sus actitudes de un buen profesional del derecho,
así como de parte de varios escritores
reconocidos a nivel nacional. En sus conversaciones salía a
relucir un humor corrosivo, con una visión critica de la sociedad actual, así
como del panorama político, la cultura nacional y local. Podía decir lo que
pensaba a cualquiera, sin miramientos o consideraciones de rango social o de
poder político. Cordial y solidario con un sentido
social, cercano a los desposeídos en contra de las injusticias, hasta
transformarse de una actitud de pacifista y llegar a tomar las armas en
contra de la opresión, explotación y represión de la dictadura somocista. Fue firme en sus principios
revolucionarios, cuando tuvo que asumir responsabilidades mayores como
secretario político del FSLN en el
zonal de Estelí, durante los años 80, en los tiempos duros de la guerra
contrarrevolucionaria. En el campo de la literatura se
inicio escribiendo poemas románticos durante su adolescencia, motivado por la
belleza de jóvenes estelianas, seguido a las motivaciones por los temas sociales
y la memoria colectiva. Sus primeros poemas se publicaron en La prensa
Literaria de Managua el Posteriormente fue atraído por la
prosa, la narrativa, el cuento, hasta irse consolidando en la estructura de
una novela “Ojo obre el Valle” (Managua 2000: Centro nicaragüense de
escritores) donde se entrelazan las vivencias, los recuerdos, la historia y
la descripción del paisaje del norte nicaragüense. Queda un libro inédito de
cuentos y otro menos voluminoso sobre las vivencias en un viaje a la ciudad
de Bluefields,
para acompañarlo con fotos artísticas de esta ciudad. Tenía una
atracción especial por el colorido, vivacidad en la cultura de la negritud del Caribe
nicaragüense. Tenía el don de una sensibilidad
artística que se manifestó por medio de los dibujos con grafito, bolígrafo
azul o rojo, tintas chinas de colores, óleo, acrílico, Utilizaba las técnicas
de la pintura clásica del claro oscuro en imágenes surrealistas, en otros con fuerza
expresionista donde aparecen formas de
personajes con atuendos de monjes medievales, saltimbanquis, mujeres gitanas
o personajes hedonísticos romanos, en otros aparecen monstruosidades entre un
paisaje de una geografía áspera. En su pintura inicial es un
autodidacta, se percibe una atracción
por la belleza de la geografía de las formas, elevaciones, hondonadas,
cañadas, curvaturas fluviales y la
exuberante verde vegetación en el
norte de Nicaragua, plasmado con colores intensos y pinceladas en gestualidad. Posteriormente pasa por la elaboración de composiciones de
planos abstractos con acrílicos, donde va intercalando el collage, la
colocación y pegamento de figuras
geométricas y caprichosas. Luego pinta cuadros de gran formato de composición
de figuras geométricas y encendido colorido. Retoma el planteamiento
artístico de la pintura de acción y
asume una expresión propia, realiza una serie de cuadros utilizando la
técnica del pringado, aparecen
personajes anteriores en agrupamiento o en algunos paisajes subjetivos
entre figurativo y abstracción. Últimamente estaba atraído por la
corriente artística europea conocida como arte bruto, potenciándolo a su
creación de textura y colorido. Realiza una serie de cuadros de técnicas
mixtas donde acumula y pega sobre la
superficie diversos materiales de telas y fibras vegetales o metálicas, para
después aplicar colores acrílicos a toda la composición, con pinceladas que
buscan tonalidades, contrastes de luz y sombra para resaltar o insinuar las
formas percibidas. Surgen algunos bodegones de frutas en copa metálica
plateada. En otros cuadros se perciben
personajes de los filósofos griegos, o Caronte
dirigiendo la barca de los muertos hacia las profundidades del inframundo,
mientras personajes bíblicos
con sus ropajes y atuendos de sencillez
se reúnen alrededor de la mesa
para realizar la última cena. Desde un rincón del taller se percibe un rostro de don Quijote
construido con brochazos ágiles. Vemos personajes de la divina comedia,
ángeles, demonios o espectros, en fantasía mítica, con ojos que miran
fijamente tras las cuencas o desde la semipenumbra. También pintó cuadros de
grandes dimensiones donde escenifica un estallido cósmico con fragmento de
formas y volúmenes en un espacio
etéreo de fuerza explosiva, en una obsesión por la intensidad de la luz, la
atracción por los dorados y plateados. En conjunto con los pintores de la
región norte participó en 10 exposiciones colectivas en los años 70, en Con las ultimas creaciones
artísticas producidas monta la exposición de pintura titulada Rostros que asoman en la multitud
que se montó en Casa Estelí y en
galería Epikentro, Managua , acompañado de
un catálogo con imágenes a color y un texto del poeta Álvaro Urtecho, en diciembre 2004. Bayardo Gámez Pintor, arqueólogo y docente SINSLANI |