LAS PRACTICAS ANCESTRALES DE LOS INDIOS DE NICARAGUA

Dentro de los hábitos alimenticios de los pueblos aborígenes nicaragüenses se destacaba un plato muy especial para ellos, el perro a la barbacoa que ellos llamaban xulos  “... cuando algunas fiestas principales comen estos perros xulos por él más precioso manjar de todos, y ninguno come la cabeza a excepción del Teyte la cual le servían guisada quitando solamente los pelos” (Crónicas de Oviedo). Esta especie de perro era mudo y algunos creen era pariente del chihuahua y llegó a Nicaragua con las migraciones de los Nahuas. Actualmente el xulo se encuentra extinto. Algunos estudiosos sostienen que la palabra xulo se deriva de Xolotl Dios Azteca con efigie de perro. También se alimentaban de ranas y alacranes y de animales de monte como: venados, conejos, tepezcuintles, chanchos de monte y otros. Pero la base de su alimentación fue el Maíz (zea-mays), el cual preparaban en diferentes tipos de comida, bebidas, vinos (chicha) y licores (cususa). Según el arqueólogo Ramiro García V. este grano junto al fríjol y otros tubérculos se comenzó a cultivar en nuestro país entre 2500 – 3000 años AC. (Nuevo Diario, p.9 B, 2005). Una ceremonia sagrada vinculada al maíz era la de producirse heridas con navajas de pedernal en las orejas, la lengua y el pene. Y después con esa sangre untaban las mazorcas de maíz las que posteriormente repartían a los participantes en la ceremonia, quienes comían los granos como cosas benditas. Un papel muy importante en la vida de los pueblos primitivos fue que desempeñaron las danzas, bailes o areytos. Especialmente llama la atención la que practicaban los Indios Jicaques. La que consistía en bailar sobre brazas ardientes y tomar sangre humana. Esta práctica la documentó el Fraile Fernando de Espino en su obra “La Reducción de los Indios Infieles de la Tagusgalpa, llamados Jicaques”. También los médicos brujos sumus, los sukias, ejecutaban danzas con los pies descalzos sobre brazas vivas. Eduard Conzenius documentó esta práctica en un aniversario luctuoso llamado Sau. Fue también un hábito muy extendido fumar hojas de tabaco que ellos llamaban Yapoquete. También masticaban hojas de coca a la que llamaban Yaat. Esto lo hacían para eliminar el cansancio el hambre y los dolores. Fue también una práctica ancestral la prostitución. Había prostitutas que llamaban Guatepol y tenían rufianes que les cuidaban sus casas a quienes les pagaban con sexo. Quien las quería para su libidinoso uso les daba por una carrera 8 o 10 almendras de cacao y existían lugares públicos para las Guatepolas, lo que España llamaba Madre del Burdel o de las putas que les alquilaba el lugar y les daba de comer por paga (Oviedo, Nicaragua en los Cronistas de Indios). Existían homosexuales que se vestían como mujeres y realizaban todas las tareas propias de ellas. Por su condición no eran maltratados ni despreciados por la tribu. Una vez al año había una fiesta muy importante y muy concurrida en donde era costumbre que las mujeres tuvieran relaciones sexuales con los que les pagaban o ellas quisieran. Aun cuando fueran principales ellas o sus maridos. Pasada aquella noche no había castigos ni celos. En sus hábitos higiénicos eran muy limpios, tanto las mujeres como los hombres se bañaban tres o cuatro veces al día. Normalmente los indios eran lampiños pero a los que les crecía el pelo facial se lo quitaban. En las Axilas y partes intimas tenían tanto pelo como los españoles pero las mujeres se depilaban el bello púbico con mucho esmero y diligencia. Los hombres y las mujeres orinaban de pie en cualquier parte y donde les venía la gana.

La religión jugó un papel destacado en la vida de los primitivos habitantes de Nicaragua. Hubo una diversidad de creencias religiosas de acuerdo a los diferentes pueblos indígenas que se asentaron en nuestro país. Las tribus de origen Nahualt creían en la existencia de un Dios superior llamado Tamagastad y de una Diosa Madre, Zipaltoval. Tenían casas de oración que llamaban Orchilobos y sacerdotes para sus ritos. Delante de ellos construían promontorios, los cuales utilizaban para sacrificar a sus victimas o para realizar sus ritos religiosos.

Para concluir este breve ensayo aclaramos que no ha sido nuestra intención presentar a profundidad la amplia y profundas temática sobre las Prácticas Ancestrales de los Indios de Nicaragua solamente es una incursión en el tema y con palabras de Pablo Kraudy Medina (Historia Social de las Ideas en Nicaragua) finalizamos presentando cual ha sido el objetivo del ensayo: “esbozar las etapas y frecuentemente tortuosas sendas por las que hemos llegado hacer lo que somos”.

Fuentes: Nicaragua en los Cronistas de Indias: Oviedo. Colección Cultural Banco de América, 579 Pág. 1976.

Las Grandes Culturas de Mesoamérica, Demetrio Sodi. 199 Pág. México 1992.

Historia de Nicaragua, Don Tomas Ayón, Tomo I, 460 Pág. 1966.

El Nuevo Diario, Pág. 7B, 2004. Idem. Pág. 9B 2005

 

Prof. Jaime Herrera Chavarría

Historiador y escritor esteliano

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