Los Editores de Revista El
Esteliano con mucho cariño, respeto y admiración dedica esta edición a todas aquellas
grandes mujeres que con mucho orgullo son MADRES, las que con amor,
dedicación, sacrificio y abnegación cuidan de sus hijos. A esas Madres que no importando el frío o
el calor, la alegría o el dolor, el cansancio o la enfermedad velan por el
bienestar de su familia.
Mayo es el mes de la flores y sobre
todo de la flor más hermosa “La
Madre”, por eso
“felicidades Madrecita” es la frase que más escuchamos cada 30 de Mayo, todas
las Madres no importando la circunstancias en que nos encontramos, este día
nos llenamos de mucha alegría al ser homenajeadas y recordadas por nuestros
hijos. Nos sentimos reinas al reconocernos con hermosos detalles y sobre todo
con gran amor la importante labor que realizamos diariamente por ellos para
que en un futuro sean hombres y mujeres de bien.
La Madre es la fortaleza cuando el sacrificio se
clava en su corazón. El corazón de la
madre es el único capital del sentimiento que nunca quiebra, y con el cual se
puede contar siempre y en todo tiempo con toda seguridad.
Por eso, la Madre tiene algo de Dios por la inmensidad de su
amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados. Una mujer
que siendo joven, tiene la reflexión de una anciana y en la vejez trabaja con
el vigor de la juventud. Una mujer, que si es ignorante, descubre con más
acierto los secretos de la vida que un sabio, y si es instruida se acomoda a
la simplicidad de los niños. Una mujer, que siendo pobre se satisface con los
que ama, y siendo rica daría con gusto sus tesoros por no sufrir en su
corazón la herida de la ingratitud. Una mujer que siendo vigorosa, se
estremece con el llanto de un niño, y siendo débil se reviste a veces con la bravura
de un león. Esa mujer que siempre está en el recorrer de nuestro camino, Esa mujer que a su lado todos los dolores
se nos olvidan, pero después de muerta daríamos todo lo que poseemos por
mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por
escuchar un solo acento de sus labios, esa mujer es el ser más grande del
universo LA MADRE,
el Ser que Dios hizo perfecto.
Muchas maravillas hay en el
Universo; pero la obra maestra de la creación es el corazón materno, ese ser
maravilloso, tierno y adorable que Dios hizo con toda la perfección.
Felicidades Madrecitas en su día,
que Dios las bendiga.
Lic. María Doris Tinoco Tinoco.
Directora, Revista El Esteliano
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