Érase una vez una persona  jorobada, que iba caminando tranquilamente por la calle.
Un calvo la vio y le gritó:
»¡Eh! ¿Qué llevas en la mochila?»
A lo que el jorobado respondió:
»¡Tu peine, capullo!»

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En un velorio, un amigo del difunto se acerca a la viuda y le dice:
»Lo siento señora, lo siento.»
La señora responde:
»No gracias, déjelo acostadito nomás.»

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Un matrimonio va por la calle y encuentran con un amigo que se dirige al marido:
»¡Hola, Paco! ¿Qué tal estás?
»Mal, Pedro, tengo un SIDA terrible. El médico me ha dado tres meses de vida».
El amigo se despide rápidamente y se va todo acongojado. La mujer le recrimina al marido:
»¡Pero, Paco! ¿Cómo le dices a la gente que tienes SIDA, si lo que tienes en realidad es cáncer de pulmón?» »Yo me voy a morir, pero contigo nadie se acuesta...»

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Está el papá empujando al pequeño en su bicicleta, cuando de pronto lo suelta y ¡suelo! Con toda paciencia, lo levanta y lo vuelve a empujar, pero otra vez ¡suelo!. Finalmente, tras un último intento, el padre desesperado exclama, «¡ay Dios mío, este chamaco, aparte de inválido ¡pendejo

 

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En una oficina gubernamental:
»Dígame su nombre».
»Pepepedro Pepepérez».
»¿Es usted tartamudo?»
»No, el tartamudo era mi padre, y el del Registro Civil un maldito».

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A ver cuénteme su versión de los hechos, - dice el juez-.

- Verá estaba yo en la cocina con el cuchillo de cortar jamón, en esto que entra mi mujer; tropieza y cae sobre el cuchillo, y se lo clava en el pecho.

- Ya, dice el juez; siga...

- Pues así, hasta siete veces