FAMILIA Y MATERNIDAD

DIMENSIONES DE LA IDENTIDAD FEMENINA

La maternidad ha sido dentro de la cultura patriarcal el núcleo de la identidad femenina, ella confiere estatus y prestigio, supone una bendición y una riqueza,  ha sido concebida como el rol del cual se espera la entrega y el sacrificio, la renuncia, si es necesario, a todo lo que pueda significar realización personal en otros espacios o en actividades no asociadas a su ejercicio, se suponía que ella era la única fuente de realización personal y de placer que da prestigio a la mujer. Los dolores del parto, los problemas del embarazo, el agotamiento de las faenas domésticas y de crianza no logran, en ese contexto simbólico, opacar el obligado placer de concebir un hijo, que al final perpetúa el apellido de la familia definida por vía masculina y legitima la virilidad del hombre ante su capacidad de procrear. Una madre incapaz de experimentar ese placer era identificada como una mala madre y podía llegar a vivir en un conflicto personal de insatisfacción e inculpación.

La realidad de la familia patriarcal generó una cultura de la maternidad que a la mujer la ataba y la hacía dependiente de la figura masculina; primero del padre, cuando ella, la hija, era preparada para cumplir ese rol que libraba a algunas familias de una carga, mientras que a otras les permitía ampliar las riquezas; luego la dependencia se trasladaba al marido, a quien ella estaba obligada a darle un hijo para perpetuar el linaje. Y aunque ella era magnificada en su rol materno, quien controlaba su fecundidad y cuerpo era el hombre.

La cultura patriarcal de la maternidad no es un patrimonio exclusivo del hombre, es un sistema de prácticas e ideas que lo ubican en una situación ventajosa con relación a la mujer en tanto lo liberan de la carga de una responsabilidad frente a la procreación, su control, planificación y crianza de los hijos. Aunque eso se interprete hoy como desvalorización de la figura paterna frente a la materna, no era así evaluado antes cuando lo que se esperaba del padre era el exclusivo rol instrumental. Ella también opera en el mundo simbólico de la mujer y es responsable de la reproducción de estilos de comportamiento personales y de interacción con los hijos, en particular con las hijas, que la perpetúan como cultura de una generación a otra.

La maternidad no se vive hoy tan homogéneamente por las mujeres. Entre mujeres de diversas generaciones, en particular jóvenes, hoy se experimentan la salida del hogar para el mundo de lo público y eso entraña para ellas una movilidad ascendente en su estatus que las aproxima a los hombres en cuanto a equidad económica y cultural. Se amplía el espectro de sus relaciones sociales y viven en un mundo nuevo por sus experiencias, que consolida y renueva sus conocimientos para hacerlas más aptas culturalmente en la crianza de los hijos desde una dimensión más cambiante. El contenido del rol materno empieza a cambiar con la movilidad de la mujer al mundo laboral; la sobrecarga doméstica la obliga a ser más organizada, a reclamar la participación de los hijos - incluso la del hijo varón-, a ser más exigente con la figura paterna que necesita ser redimensionada en una visión más interactiva de los roles paternales y de marido-esposa, en la responsabilidad jurídica que su ejercicio implica y en su comportamiento. La maternidad se aprende a asumir más libremente, concepto que no está reñido con el de la responsabilidad; y esa libertad de elegir un hijo que, además, se planifica, hace posible que ella se logre experimentar como un placer y no como una obligación social, no como un instrumento para atraer al hombre, no como realidad que contradice la realización plena de la persona femenina.

 …”Para efectos de esta Ley, se entenderá por paternidad y maternidad responsable el vínculo que une a padres y madres con sus hijos e hijas, que incluye derechos y obligaciones, ejercidos de forma conjunta y responsable en el cuido, alimentación, afecto, protección, vivienda, educación, recreación y atención médica, física, mental y emocional de sus hijas e hijos, a fin de lograr su desarrollo integral”.

 

LEY No. 623, LEY DE RESPONSABILIDAD PATERNA Y MATERNA

Artículo 2.- Promoción de la Responsabilidad Paterna y Materna

- «Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma».

                (Marco Tulio Cicerón)

 

Bertilia Dávila

Psicóloga Clínica

Cel # 9490314