ANTE EL CAMBIO TODO ES ASUNTO DE FE Y VOLUNTAD

 

 

Muchas veces avanzamos muy poco en la vida y hasta nos metemos a tremendas dificultades, debido a la actitud que elegimos frente a los cambios, lo nuevo o lo desconocido. A menudo escuchamos frases como: Mejor lo viejo conocido que lo nuevo por conocer, el que ha sido quemado con leche hasta la cuajada sopla. Sin lugar a dudas esto refuerza una conducta hostil frente a los cambios. El mismo Rubén Darío escribió; “y sufrir por la sombra y lo que no conocemos y apenas sospechamos”, de este modo ponía de manifiesto su temor, a los cambios, -que llamó “Lo fatal”-. Pero, lo más notorio es que esta conducta trasciende los individuos y da paso a una forma negativa de pensamiento colectivo en gran parte de la sociedad nicaragüense, que ha llegado a ser parte de nuestra idiosincrasia, como el mito del guegüense.

 

No podemos continuar así –actitud guegüense y fatalista- debemos cambiar. Nuestro pensamiento individual y colectivo debe gritar, que todos somos buenos hasta que se demuestre lo contrario. ¡Sí! –No se equivocó-  Para muchos es difícil, debido a que para lograr este cambio de actitud, hace falta tener fe. –Más que la que tuvo el apóstol Pedro, cuando comenzó a caminar en el agua, para luego hundirse por su poca fe-  Por eso me gozo cuando escucho a multitudes decir en coro “Sí se puede”, o la canción;  “Yo tengo fe de Palito Ortega”. Esto refuerza nuestra fe, que nos catapulta confiados al logro de nuestras metas como protagonistas, no como observadores.

 Por su lado los hombres y mujeres de poca fe –que pueden hundirse como Pedro en mar de Galilea, Mateo 14:30-, prefieren pregonar la frase; “beneficio de la duda”, que hoy se escucha reiteradamente por televisión y radio, en momentos que la nación vive gran incertidumbre política –diría Darío no saber a donde vamos, ni de donde venimos- como resultado de los recientes comicios electorales.

 

Como dije antes, la fe nos empuja a conquistar nuestras metas, que para la nación nicaragüense se describe como: educación para casi un millón de niños que están fuera del sistema, salud y vivienda para todos, empleo, mejores y más servicios básicos. Esperamos que los líderes del nuevo gobierno (2007- 2012) faciliten los procesos necesarios para que alcancemos las metas, sin excluir a nadie; más bien aprovechando todas las capacidades individuales e institucionales de los nicaragüenses, dando confianza y espacio para que digamos según los hechos: son buenos hasta que demuestren lo contrario; y dejemos atrás el esquema de pensamiento que se basa en el “beneficio de la duda”, enfoque que nos hace meros espectadores, distantes de la colaboración de la solidaridad.

 

Con esta perspectiva, muchos norteños esperamos que se resuelvan problemas importantes, que hasta ahora son poco visibles, pero que drenan la economía familiar, -no queremos demagogia- me refiero a los clamores de esos ciudadanos del interior del país (La Rica, Yalí, Quilalí, Murra, La Concordia, y muchos más) que deben viajar grandes distancias hasta las cabeceras departamentales más cercanas, para cobrar las remesas que reciben de familiares en el extranjero y pagar las facturas de luz y teléfono; ¡Sí! Créalo. Ellos pierden mucho dinero y tiempo viajando, sin que las autoridades hagan algo; los entes reguladores están dormidos mientras esto sucede, y miles de familias gastan adicionalmente –pierden- entre 20 ó 30 dólares para pagar los servicios básicos o recibir sus re-mesas. ¡Qué ingratitud! Esto sucede porque las empresas que prestan estos servicios decidieron centralizar sus oficinas por razones de costo y redujeron su personal a las cabeceras departamentales. Pero, también es conocido que con la tecnología actual y distribución de las redes telefónicas se pueden instalar cajeros automáticos para cobro de remesas y pago de servicios. Entonces, ¿Por qué no se hace?.

 

Esperamos soluciones, primero en aquellos problemas en que claramente el gobierno tiene incidencia directa y luego en aquellos que requieren de la cooperación internacional y otros actores externos. Por esto, para disipar las dudas y aumentar la fe, debe comenzarse con lo que podemos hacer nosotros mismos, con nuestra capacidad, con nuestras leyes, con las regulaciones vigentes; viendo hacia adentro antes de ver hacia fuera.

 

Los líderes nacionales deben dejar el mal hábito de ver primero hacia fuera, fabricar demagogia y nunca ver hacia adentro, más que para promesas que nunca cumplen. Este paradigma del subdesarrollo debe cambiar ahora.  

 

Todo, sin demagogia, sin excusas, que sí se puede.

 

Ing. Juan Leonardo Chow Z.

Gerente SEJICSA

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