¿SERA QUE YA NO SON CLIENTES NI PERSONAS? QUE INJUSTICIA, ES EL PEOR TRATO QUE HE VISTO. MAÑANA PUEDE SER USTED.

 

 

En medio del gran ruido de una planta eléctrica –Diesel- que proveía de energía al Banco de la Producción, me dispuse a hacer fila para realizar un pago no tributario, al instante noté que esta formación serpenteante de personas estaba conformado por jubilados, maestros y otros empleados públicos, al tiempo que leía en una esquina de la pared de vidrio oscuro custodiada por un guarda de negro, donde se reflejaba la masa humana, “Pagos no tributarios, se pagan cheques del INSS, fiscales y remesas.

 

La fila casi no avanzaba, veía continuamente las mismas cabezas, que lucían la magia de los tintes de cabello que trataban de ocultar las canas de esos callados rostros, cansados por la vida y por la larga espera en semejante fila. Sí, toda la fila se reflejaba en el vidrio, cual gigante espejo, que hacía verse más grande; a través del mismo,  pude ver mi propio rostro con el seño contraído por la impaciencia y desesperación al ver que nunca llegaba mi turno.

 

Mientras seguía esperando, pensaba en la tragedia de estas gentes, quienes además de ser mal pagados con salarios de miseria, de haber dejado su juventud en trabajos poco remunerados, aún en el ocaso de sus vidas, se les trata como a clientes de última categoría, en interminables filas donde sufren en silencio, sus dolores reumáticos y el extremo cansancio de sus envejecidos cuerpos. Pasaban las horas, la fila crecía silenciosa, gotas de lluvia comenzaron a caer sobre mis lentes, el cielo se puso opaco -me dije a mi mismo- el colmo sería que ahora llueva.

 

Que ingratitud para los adultos mayores  o tercera edad -meditaba-, ¿será que los directores y gerentes del sector público, del INSS y otras instituciones no han hecho fila aquí?, me preguntaba a mi mismo,  que no se dan cuenta del maltrato que esta empresa financiera practica de manera sistemática contra estos indefensos clientes cautivos –ellos no decidieron que se les pagara en este banco-; no han visto que el local que el banco dispuso para este servicio es del tamaño de un garaje y que sólo atienden una o dos cajeras. ¡Que pasa! ¡Que hay tras todo esto! O acaso no hay otros bancos que puedan brindar un mejor servicio. ¿Dónde están los derechos humanos?. ¿Dónde están los derechos de los trabajadores?, ¿O es que si estás jubilado o estás en el último escalafón del sector público ya no tienes derecho alguno?. ¿A donde están los manuales gerenciales que rezan que el cliente es primero y que todo se lo debemos a los clientes?, ¿O el manual es válido sólo para algunos clientes en particular?. Por favor, analicen esta situación y pongan en práctica procedimientos correctos y adecuados, sobre todo más humanos.

 

Seguía haciendo fila, al largo rato el guardia abrió la puerta, volví de mis pensamientos cuando él me pidió apagar el celular y rápido pasó el detector de metales; entré al pequeño salón saturado de gente, un niño cansado dormitaba en el piso junto a los pies de su abuela, que con su mirada serena lo observaba, talvez ella iba a cambiar un cheque del INSS o a lo mejor a recibir una remesa de algún pariente que trabaja en Costa Rica o en los Estados Unidos.

 

Dos horas y treinta minutos después salí del banco, con la esperanza de que después de publicar este triste episodio, las autoridades competentes tomen medidas y frenen este abuso sistemático contra esas personas que dieron su vida por las nuevas generaciones. Insto al Ministerio de la Familia, a los Derechos Humanos y la Sociedad Civil a que tomen cartas en este lamentable suceso cotidiano que afecta a nuestros adultos mayores.  Ya que todos, sea cual sea la edad, el nivel de escolaridad, el trabajo que realizamos,  merecemos respeto y consideración en todos los aspectos de nuestra vida.

 

 

Ing. Juan Leonardo Chow

SEJICSA

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