Una noche la mujer de la pareja de recién casados escucha ruidos afuera de la casa, y le dice a su marido: «Mi amor, mi amor creo que hay alguien afuera.» «Afuera no hay nadie, duérmete.» «Pero mi amor, hay alguien.» «Duérmete, ya me tienes harto.» «Por lo menos asómate a la ventana para que parezca que tenemos perro...»

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Un anciano, recién casado con una muchacha de veinte años le explica su problema al doctor: «Mire doctor, todas las noches, cuando vamos a la cama, yo estoy tan cansado que me duermo temprano.» «¡No se preocupe! yo le prescribo estas pastillas...» «Doctor... usted cree que con estas pastillas podré...» «¡Nooo! pero con ellas, su esposa también se dormirá temprano como usted.»

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Una gitana caminaba por la calle, se topa con un señor a quien le dice: «Dame tu mano, si me das cien pesos, te quito la sal.» El señor le responde: «Le doy quinientos pesos, ¡pero quíteme el azúcar!»

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Dos madres se encuentran por la calle y una le dice a otra: «Hola ¿qué tal estás?». Y responde la otra: «Yo bien, pero a mi hijo le han detectado sida.» Y la otra le dice alarmada: «¿Y cómo lo llevas?” «Pues con mucho amor y pizza.» «¿Pizza?» «Sí, es que es lo único que pasa por debajo de la puerta.»

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Pasa una muchacha bien gordita por la calle y unos tipos le gritan: «¡Bombón! ¡Caramelo! ¡Dulce!» Y la gordita emocionada contesta: «¡Gracias chicos! ¡Nunca me habían dicho un piropo!» «¡Eso es lo que tienes que dejar de comer, pinche gorda!»

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Cierta vez un tipo desea ir a que le corten el cabello así que ingresa a una peluquería y encuentra al peluquero ocupado, por lo que decide esperar un momento. Al poco rato se da cuenta de que un perro se quedaba mirando fijamente al otro señor que le estaban haciendo el corte; entonces el tipo dice: «Vaya, señor peluquero, su perro sí que se ha quedado fascinado con el tipo de corte que le está haciendo a su cliente.» A lo que el peluquero le responde: «No amigo, no es eso, sino que de vez en cuando el perro recibe un pedazo de oreja.»

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Erase una vez una persona jorobada, que iba caminando tranquilamente por la calle. Un calvo la vio y le gritó: «¡Eh! ¿Qué llevas en la mochila?» A lo que el jorobado respondió: «¡Tu peine, capullo!»