LA VIOLENCIA DENTRO DE UNA PAREJA

 

 

 

 

Estimadas mujeres; la mayoría de ustedes conocen los gritos, empujones, golpes y forcejeos que vuelven infernal la vida conyugal, ya sea en su propia carne o los han observado en la vida de los padres, vecinos, amigos. Es triste, nadie quiere eso, sin embargo según la Comisaría de la Mujer, en Nicaragua el 32,8% de las mujeres entre 14 y 49 años son victima de violencia física severa y el 45% sufre amenazas, insultos o destrucción de sus bienes personales.  Tal vez usted siente, que también se encuentra en un círculo vicioso, y todavía no le parece tan grave, pero quién sabe hasta donde puede llegar este círculo.  Existe un modelo que nos explica la manera en que estamos aprisionadas.  Se llama Ciclo de Violencia.

 

Ciclo de Violencia: El modelo del ciclo de Violencia hace énfasis en que a pesar de que la pareja pase por etapas de reconciliación, si no existe una intervención o decisión que interrumpa el ciclo, éste se va a repetir con mayor intensidad hasta un nivel letal.

 

¿Quién no lo ha vivido? Se acumulan las tensiones, por diferencias sobre la educación de los niños, por dinero, por celos que matan la confianza por cualquier cosa (Fase de Acumulación). En un momento se descargan las tensiones con golpes o palabras (Fase de incidente agudo). La tregua amorosa que viene después de terminar el incidente, ha sido caracterizada como la “luna de miel”.  En este momento el agresor suele pedir perdón y muestra su arrepentimiento a través de gestos como la compra de regalos, para demostrar que no volverá a suceder. Ahí es donde creemos, porque queremos quizás, por miedo de cambiar algo en nuestras vidas, por nuestros hijos, por la reputación social o porque estamos convencidas que nuestro deber es aguantar.

A través de una investigación todavía no concluida sobre la violencia masculina, queremos entender mejor lo que están pensando los hombres sobre el asunto.  Entre los resultados de los distintos grupos resaltó una diferencia cultural interesante. Los nicaragüenses mencionaron más a menudo el amor y los hijos como razones por las cuales las mujeres no escapan, en su lugar los hombres extranjeros se enfocaron en la falta de autoestima y relacionado con eso, el miedo de asumir las consecuencias de una separación.  ¿Mujeres, es así que somos capaces de amar a alguien, que nos trata tan mal? Si realmente nos queremos a nosotras mismas, como también la Biblia nos sugiere, puesto que es un mandato amar a los demás,  ¿Qué es lo que deberíamos hacer? El primer paso podría ser reconocer que a lo mejor padecemos de un síndrome de apego (síndrome de Estocolmo) y despedirnos de la idea de que es porque amamos tanto:

 

El síndrome de Estocolmo trata de explicar el por qué las mujeres maltratadas se quedan con su pareja y está basado en el siguiente acontecimiento: En 1973, en un asalto bancario en la ciudad de Estocolmo, los ladrones retuvieron a los empleados del banco durante varios días. Al momento de la liberación, un periodista fotografió el instante en que una de las rehenes y uno de los captores se besaban, de ahí, la noción se usa para describir ciertas conductas “extrañas” que demuestran afecto entre los captores y sus rehenes.

 

 El síndrome de Estocolmo se constituye a través de las cuatro condiciones siguientes:

 

* La victima percibe una amenaza para su supervivencia física o psicológica.

 

* La victima cree firmemente que el agresor va a cumplir esa amenaza.

La victima, dentro del contexto de terror, percibe una mínima expresión de amabilidad de parte de su agresor.

 

* La victima percibe la incapacidad para escapar.

 

Es una estrategia “normal”  y activa de supervivencia ante una situación anormal.

Usted tal vez diría: “Pero el me prometió cambiar”.  Hemos preguntado a los hombres por qué no pueden cumplir con sus promesas. En el fondo es porque piensan haber actuado correctamente, que su reacción fue culpa de la mujer y además algo aprendido no se desaprende fácilmente, así no más. Un cambio requiere un compromiso mucho más profundo, de enfrentarse con sus problemas hasta buscar ayuda profesional.

 

Exactamente donde esperamos amor y cariño, nos enfrentamos con sufrimientos inimaginables. Tanto mujeres como hombres no gozan con lo que han soñado. Las mujeres aguantamos violencia por falta de autoestima y dependencia económica y a menudo respondemos con violencia psicológica, los hombres ejercemos violencia igualmente por falta de autoestima y por dependencia emocional.  Urge que nos desarrollemos completamente en seres adultos y adultas independientes y responsables para que nos respetemos mutuamente y para que nos demos la oportunidad de vivir el amor maduramente.

 

Nos interesan qué están pensando ustedes sobre el tema y que experiencias han tenido, ya sea como mujer o como hombre. Escríbannos al correo: info@pronica.ch  Sus comentarios alimentarán nuestra investigación. Les aseguramos la confidencialidad. 

 

Jeannette Büsser,

Cooperante Asociación de Mujeres

 Xilonem - Estelí.