La rabia es una enfermedad
viral causada por un virus que afecta el sistema nervioso, hallado a menudo
en la saliva de los animales infectados. Se caracteriza por la irritación
del sistema nervioso central, seguida de parálisis y muerte, las heridas por
mordedura en la cara, la cabeza, el cuello o las manos deben atenderse de
inmediato. La rabia es una zoonosis, es decir, se trasmite de los animales
al hombre. Este virus ataca a casi todos los mamíferos, aunque actualmente
el perro sea el transmisor más frecuente. Cerca del 90% de los casos en el hombre son debidos a la transmisión
por el perro; el gato es el responsable de solo un 5%. Pero prácticamente
todos los animales domésticos son susceptibles a la rabia, incluyendo las
vacas, cerdos, cabras, ovejas, ratones, conejos y monos.
En las zonas rurales, los
principales transmisores son los murciélagos. El perro, es el más común de
los transmisores, la rabia se manifiesta inicialmente provocando una
alteración aparentemente inexplicable en el comportamiento del animal. Un
perro dócil puede volverse agresivo y hasta morder al dueño o cualquier persona o animal que se le
aproxime, en tanto que uno de carácter bravo, puede mostrarse triste y
mansito. Frecuentemente, el perro presenta dos tipos de manifestaciones. En
la forma furiosa, además de la agresividad inesperada, el perro se muestra
inquieto, casi no descansa.- Padece alucinaciones visuales, muerde moscas
imaginarias.- Su ladrido se vuelve ronco y va acumulando gradualmente una
baba en las comisuras de la boca.
Como sufre una alteración en
el gusto, trata de comer cosas absurdas, como piedras, maderas, papel,
tierra, etc. y camina al azar, atacando y mordiendo a hombres y animales.-
A medida que la enfermedad progresa, el furor aumenta. En este estado, el
perro parece ignorar el dolor causado por una herida o quemadura y es capaz
de atacar a animales mucho más fuertes que él. Después de uno de estos
ataques, la enfermedad puede matarlo, pero si esto no ocurre, es atacado
progresivamente por la parálisis y convulsiones, que culminan con la muerte
entre el cuarto y el séptimo día, raramente puede llegar al décimo día.
En la rabia tipo mudo o
paralítica, el perro al principio parece estar muy triste, aunque se
muestre agitado y camine sin parar de un lado a otro. Dos o tres días
después comienza a manifestar parálisis en el maxilar inferior, manteniendo
constantemente abierta la boca. Luego despide baba por las comisuras de la
boca y no ladra (de ahí el nombre de rabia muda). La parálisis progresa y
el perro comienza a tener dificultades para moverse, sobreviniendo la
muerte entre 5 y 8 días de la iniciación de los síntomas. El gato rabioso,
por su parte, generalmente busca reposo y oscuridad. Se oculta en un
escondrijo, y a veces, sólo es sacado de allí muerto. Cuando es provocado,
puede atacar. La muerte sobreviene una semana después de los primeros
síntomas.
El hombre recibe el virus de
la rabia a través del contacto con la saliva del animal enfermo. Esto
quiere decir, que para ser inoculado, no necesita necesariamente ser
mordido: basta que una herida, rasguño profundo o quemadura en su piel
entren en contacto con la saliva del animal rabioso. Pero, tanto en el
hombre como en los animales, cuando los síntomas del mal se manifiestan, ya
no hay cura posible: la muerte es inevitable. Así, todo el tratamiento debe
ser hecho durante la incubación, cuando el paciente aún no presenta
síntomas y no manifiesta quejas.
El hombre, a la inversa del
perro, se torna hidrófobo (sufre espasmos violentos cuando ve o trata de
beber agua). Frecuentemente experimenta ataques de terror y de depresión
nerviosa, presentando tendencia a la vociferación, los alaridos y la
agresividad, con accesos de furia, alucinaciones visuales y auditivas,
babas y delirio. Ese período de extrema excitación dura cerca de tres días,
y enseguida le sigue la etapa de parálisis, más rápida y menos común en los
hombres que en los animales. Es entonces cuando se observa parálisis
flácida del rostro, de la lengua, de los músculos de la deglución, de los
oculares, y de las extremidades de los miembros. Más tarde, la perturbación
puede extenderse a todo el cuerpo. A veces, la enfermedad puede manifestar
una evolución diferente: surge como parálisis progresiva de las
extremidades y luego se generaliza. Pero sea cual fuere el tipo, la rabia
siempre presenta una evolución inexorablemente fatal para el paciente.
Período de Transmisibilidad: En los perros y gatos de 3 a 10 días antes de que
comiencen los signos clínicos y durante todo el curso de la enfermedad.
Susceptibilidad y
resistencia: Todos los mamíferos de sangre caliente son susceptibles. No se
sabe que exista inmunidad natural en el hombre.
Datos epidemiológicos
actuales: El mayor riesgo de contraer rabia se encuentra en África, Asia y
Latinoamérica, ya sea por animales salvajes (zorros, gatos, mascotas,
murciélagos, monos, chacales, lobos, etc.), o con mayor frecuencia por
perros vagabundos. Si bien afecta a todas las edades, la rabia se observa
con mayor frecuencia en niños menores de 15 años.
Prevención: Se previene esta
terrible enfermedad, llevando a vacunar a sus mascotas (perros y gatos), a
partir de los tres meses de edad y realizando vacunaciones anuales.
Dr. Alejandro Briones R.
Veterinaria Las Mascotas.
Tel: 00505 714-1036
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