EL GRAN NEGOCIO DE LA ENERGIA EN NICARAGUA TIENE AL PAIS

POSTRADO Y SOMETIDO A LOS GRUPOS QUE LA CONTROLAN.

-Tenemos que actuar-

 

 

Hoy los políticos se rasgan las vestiduras, frente a lo que consideran un problema para el desarrollo de la Nación,  me refiero a la crisis energética que ha asolado el país en las últimas dos décadas y mantiene a los nicaragüenses con los índices de electrificación más bajo de Centroamérica. ¡Si! No se asuste, somos el país de las tinieblas, y dado que los políticos no hacen nada para cambiar esta calamidad, a lo mejor un escritor nicaragüense –hay muchos- escribe en una máquina de escribir antigua  alguna novela que se titule: Tinieblas, Política y Rapiña. Pero, déjenme decirles que para esta situación que parece no tener solución –crisis energética-, ya desde 1950 se tenía trazado un camino para resolverlo; ideas que posteriormente en las últimas tres décadas fueron desechadas una y otra vez por la clase gobernante del momento –ellos ahora se dan golpes en el pecho, prometiendo el cielo y la tierra en materia energética-. En aquel momento el gobierno –Somoza- trazó planes, realizó estudios y construyó las dos únicas centrales hidroeléctricas del país, lográndose producir 379 MW con un 40% de generación hidroeléctrica –hoy aún producen las viejas plantas-.

Por su parte, la clase política actual, que se negó a desarrollar el sector energético, debate sus posiciones ideológicas con argumentos agotados y se culpan mutuamente de los desastres económicos; mientras tanto, los nicaragüenses sufrimos los resultados de la peor política energética practicada por los gobernantes. Esta política consiste primero en la privatización del sector, sin contar con un plan de crecimiento y desarrollo, dejando flotar la generación y distribución al mercado monopólico de unos pocos; esto condujo a un retroceso inmenso con relación a la situación de hace tres décadas. Ahora sólo 9.7 % de la generación es hidroeléctrica, un 9.9 es geotérmica, el resto, un 80.4% depende de los derivados del petróleo; peor aún se concedió la distribución a un monopolio, que mantiene pérdidas técnicas de energía que alcanzan el 35% de la generación total (se producen 534 MW y se aprovecha sólo 343 MW).

Entre tanto el comercio y la industria se paralizan ante el colapso energético –según ellos porque el petróleo está muy caro-, los hogares pasan en tinieblas, la población pierde equipos industriales y domésticos por daños eléctricos debido a las sobrecargas, y los costos del servicio están por las nubes; y para premiar todo este caos, a los generadores y al único distribuidor se les provee de jugosos subsidios.

¡Por Dios! Mientras los pulperos botan la leche mal lograda por los apagones, las fábricas postergan la entrega de productos, los hombres de saco y corbata pelean el subsidio de 9 millones dólares que siempre le han dado al distribuidor. ¡Que hipocresía! Acaso no son ellos los que privatizaron el servicio eléctrico y como buenos economistas dejaron que el futuro energético del país flotara en la mar del libre mercado –cualquiera sabe que en un mercado monopólico imperfecto, sin la intervención del estado, los resultados de tal política serán desastrosos; son los subarriendos del libre mercado que desestiman los políticos criollos, para beneficiarse del caos-. En río revuelto ganancia de pescadores.

Pero, llegó el momento de actuar. ¡Démosles la espalda a los mentirosos!.......y tracemos una nueva estrategia energética, que le dé un importante rol al estado – todos los entrevistados por la Revista El Esteliano, coincidieron en que es necesario que el estado actúe, intervenga y no sea un espectador beneplaciente de las generadoras y el único distribuidor-.

Se trata de fijar metas teniendo en cuenta los recursos con los que contamos. Se indica que tenemos un potencial para la generación eléctrica de: 1000 MW geotérmica, 1,760 MW hidroeléctrica y 200 MW eólica. También hay que corregir los problemas actuales del sector, comenzando en el corto plazo por la utilización de tecnologías que ahorren energía, modernizar la transmisión y distribución, así como mejorar la generación hidroeléctrica de las centrales estatales –Hidrogesa-, también se deben reducir los costos administrativos y de operación, (relevar al distribuidor actual). Estas medidas reducirán en el corto plazo significativamente el costo por Kilowatt que pagan los usurarios.

En el mediano plazo se debe promover el desarrollo de pequeñas centrales hidroeléctricas y eólicas, aprovechando la experiencia de organizaciones que ya están implementado micro centrales –por ejemplo la asociación ADLER que opera en el CUA-BOCAY-, extrapolando estas experiencias a la zona cafetalera y algunas zonas de la RAAN, esto sin duda aumentará la electrificación rural e incidirá en la reducción de los costos por la generación eléctrica.

Y en el largo plazo, después de haber adecuado la legislación actual en materia de energía, se deben impulsar grandes proyectos hidroeléctricos y geotérmicos, para lo cual se deben establecer relaciones sólidas con países como  Brasil, México, China, Canadá, que tienen gran experiencia en este campo, para lograr asesoramiento y financiamiento. Debe también promoverse estrategias de co-inversión  con países de área que tienen menos recursos hídricos. Toda estas acciones harán, que nuestro país reduzca los costos de producción eléctrica, logre la electrificación rural y se generen divisas por la exportación de energía. Pero… hay que actuar: en el nivel local, con el liderazgo de las municipalidades se pueden  implementar pequeñas centrales independientes, en zonas rurales que ayuden a la electrificación comunitaria. En fin, es hora de despertar, no podemos continuar en tinieblas bajo el chantaje de los agentes actuales del sector eléctrico y bajo la demagogia e hipocresía de los políticos actuales. Es hora de actuar y hacer bien las cosas.

 

Ing. Juan Leonardo Chow Z.

Gerente SEJICSA

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