CON
FE AMOR A DIOS Y PERSEVERANCIA TODO ES POSIBLE
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El deseo de vivir, fuerza de voluntad, la
perseverancia y una gran fe en Dios, son las armas para vencer los obstáculos
y salir adelante en los momentos más difíciles. Y sin duda, es nuestro Padre
Creador, que nunca abandona, el que siempre está allí, con su mano extendida
esperando que levantemos la
nuestra, para protegernos de la peor
de las dificultades. Un ejemplo de esas maravillas y milagros que
Dios nos regala a cada instante, es Doña Herenia Benavidez Cárcamo, quien nos relata su experiencia vivida.
En su adolescencia era un joven como cualquier otra, delgada, estudiosa y con
casuales problemas de salud sin gravedad. A los treinta años de edad comenzó
a engordarse y llegando a los cuarenta y cinco ya tenia una obesidad mórbida.
Durante mucho tiempo se dedicó a trabajar
incansablemente, olvidándose de ella misma, sin darse cuenta de la gravedad
de su problema, cada día engordaba más y más. Tenía problemas para subir
escaleras, caminar, durante su trabajo se quedaba dormida sin darse cuenta,
pasó muchos años de su vida sentada en una silla y un bastón especial, debido
a su poca movilidad por el exceso de gordura, no podía frecuentar algunos
lugares por la incomodidad de su cuerpo y la dificultad que esto implicaba.
Comenzó a buscar los mejores médicos de León, Matagalpa y Estelí en busca de
una solución satisfactoria que nunca
llegaba. Con terapias psicológicas, y tratamientos con cápsulas adelga-zantes sin observar
mejoría. En algún momento le diagnosticaron Disnea -dificultad para respirar, sensación de
falta de aire- esto sorprendió a sus
familiares y mucho más a ella que en silencio meditaba lo terrible que estaba
pasando y los grandes deseos de vivir que tenía. Sentía desesperación al ver
que no encontraba solución, llegó un momento en que sus fuerzas se
debilitaban, perdiendo la esperanza entrando en una etapa depresiva. Luego de una larga agonía, de momentos
difíciles que parecían no acabar, dispuso practicarse exámenes clínicos para
analizar su enfermedad, donde al ver los resultados le practicaron una
operación que duró doce horas. Con
esta operación, que aun está en recuperación, la vida de doña Herenia ha cambiado, es un sueño hecho realidad, su vida
ha vuelto a la normalidad, ahora puede usar tallas desde hace más de treinta
años, frecuentar lugares que antes eran imposibles, realizar quehaceres del
hogar y volver a tener su cuerpo dentro de lo normal; siente que ha nacido de nuevo. Doña Herenia, hoy
se siente feliz a sus cincuenta y cinco años de edad, a veces confundiendo
sentimientos de alegría y tristeza por la recuperación que poco a poco va
teniendo, gracias a tanto esfuerzo y sobre todo a su medico celestial;
venciendo los pronósticos de muchos médicos terrenales que decían que su
problema no tenia solución. Dios no la abandonó y la ha dejado mas tiempo con
algún propósito, dándole una segunda oportunidad de vivir. Ahora comparte su
felicidad al lado de sus hijas, nietos y amistades. Hoy satisfecha con los resultados, aconseja
a las personas mejorar su forma de alimentación y detener este tipo de
problemas a tiempo. Ser constantes, no olvidarnos de nosotros mismos, amarnos
y cuidarnos. Agradece después de Dios a sus grandes hermanas, en especial a Danelia Benavidez Cárcamo, por
su apoyo incondicional, ella dispuso de su seguro para cubrir los gastos del
tratamiento; a sus hijas que a pesar de no tener muchos conocimientos médicos
le brindaron una asistencia esmerada durante su recuperación. A la doctora
Consuelo Pereira Espada que de una manera incondicional cuidó de su salud y demás
amistades que han estado con ella durante su lucha para mejorar su salud. Gracias al poder de Dios y al desarrollo de
la ciencia médica, Doña Erenia ha recuperado su
salud tanto física, moral como espiritual. Nunca desistas, con perseverancia, fuerza de
voluntad, fe y amor a Dios se vencen todos los obstáculos en la vida, nunca
se deben perder las esperanzas, porque en cualquier momento pueden suceder
cosas maravillosas. Si Dios está con nosotros, quien contra nosotros. Para
Dios todo es posible. En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a
mi Dios, él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a
sus oídos. Salmo 18:6 Cuan preciosa, oh
Dios, es tu misericordia!, por eso los hijos de los
hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. Porque contigo está el
manantial de la vida; en tu luz veremos la luz. Sal 36:7,9. Revista El Esteliano. www.elesteliano.com elesteliano@elesteliano.com Tel. # 713-2164. |