PERDONAME MI CIELO

 

Cada vez que se atiende a un joven, un infante, un adolescente o prepuber se encuentra la gran dificultad que se tiene en la forma de relacionarse con ellos pero sobre todo las grandes debilidades que se tiene en el rol.

Ser madre o padre no es nada sencillo y es falso creer que no se necesita orientación o que por ser adultos tenemos la verdad y menos aún que por ser profesionales o que se tiene cierto nivel de educación podemos con ese mundo del que muchas veces se está tan lejos, desde el punto de vista emocional, a veces económico y hasta con respecto a su salud física dental, espiritual.

Pero todo se vuelve más negligente si no dedicamos unas horas a examinar en que se esta fallando, como mejorarlo, a  aprender a encontrar en el rostro de ese ser querido, su angustia, sus penas, que le duele, que lo hace sentir bien, que piensa sobre la forma en que vivimos como adultos, la manera en que se dirigen, cómo supero un momento de crisis.

Muchas veces se conforma con ver que come bien, que es un alumno regular, que se relaciona, que hace lo cotidiano. Viendo detalles podes encontrar aspectos en su vida que pueden partir tu alma y reconocer que le estas fallando.

En especial cuando se tiene que pasar mucho tiempo fuera de casa por el trabajo, o por banalidades como un salón de belleza, novelas, amistades, pareja nueva, por comodidad cuando el compartir los quehaceres de tu hogar como una vía de compartir con ellos/as te aburre o no es tu virtud, entonces prefieres salir de visitas y dejarlos encargados, porque le dejas tu tarea a otras personas; nuevos intereses que consumen tu tiempo en fin. Situación que puede ser mas grave si la manera de dirigir tu vida, no es sana o es vacía, superficial, apegada solo a aspectos materiales, sin el misericordioso amor del que nos dio el aliento de vida. Dios.

Y es que todo extremo es malo. Suponer que por estar metidos en una Iglesia ¡somos perfectos o ya la hicimos!, puede ser arma de doble filo, sobre todo cuando mal utilizamos sus enseñanzas para someter o maltratar en el nombre de Dios, o que él hará la obra sin necesidad de nuestra acción activa, humanizada y humilde. Recordemos que EL es amor, y todas sus enseñanzas han sido de total entrega sin estar restregándonos  los errores, perdona y nos invita a una vida nueva. Habla del pecado no para etiquetarnos, sino para liberarnos y que busquemos una vida plena con él y él, por que nos conoce desde que estábamos en el vientre materno, el pecado o como prefiera llamarlo, cada debilidad o "mallas" que hemos aprendido en el transcurso de la vida, en el que nos hemos contaminado tanto como adultos, al final solo arruina nuestra existencia. A si tenemos un ejemplo sencillo; cuando dice en su escritura " Dejad la grosura a mi"; ¿será que la gordura o grasa le afecten a él? No!, es a nuestro cuerpo, a las arterias, el corazón, los infartos la padece el ser humano no a una divinidad.

Cuando habla de la promiscuidad, está alertando de toda la destrucción que esto trae en especial para seres tan inocentes, los pobres infantes, pues casi siempre son los mas vulnerables y los que al final terminan perdiendo a uno de sus progenitores bien por las separaciones o por muerte. Las enfermedades que cada vez  cobran  más vida, ya sea por cánceres cérvicouterinos, papiloma humano en grado muy avanzado o el mismo SIDA. ¿Entonces? no es  tu vida que esta protegiendo, tampoco a él le da SIDA. Tantos ejemplos que se podrían citar.

El otro extremo es ser soberbios, prepotentes y creer que somos autosuficientes o no necesitamos de nadie y que basta el sentido común o una situación económica estable, que Dios se volvió un tema de religión, de gente pobre que no tiene muchas esperan-zas o muchas alterna-tivas. ¡Cuidado!. Pensar de esa forma puede traerte penas muy grandes, sin tener el consuelo más poderoso que es su amor y su doctrina en cada célula de la que estas formado. A sí  niegues su existencia y muchas veces para  evitar un compromiso, no podes callar que es omnipresente, omnisciente y es omnipotente. "Pasará la vida, pasarán las pruebas, el verano, las lluvias, el fuego pero es siempre su justicia la que pesa y no la de los hombres..."                      

Es por eso importante ser reflexivos y aprender a ver a nuestros hijos/as con inquietud, con amor, entrega, trabajo, sabiduría. Un infante no entiende que pasa,  solo todo el día por que es la única manera que tiene su mamá para darle su alimento,  únicamente siente su soledad, su vacío, su angustia, no comprende que su papá es irresponsable o mal hombre; siente su abandono, su maltrato, su ausencia, añora su calor, su abrazo, sus consejos, su compañía, su compartir.  Aún no está, tan contaminado para entender que la actitud de un adulto no es su "culpa", que no es él, el malvado. Solo siente que él no es merecedor de sentirse amado y  que puede esperar, si  los que le trajeron al mundo de quien esperaba afecto, protección, amor, respeto, dedicación solo recibió reproches, críticas destructivas, golpes, abandono, desamor, malos ejemplos, mucha soledad y descuido... y cuando fallamos ¿lo reconocemos, nos disculpamos y cambiamos de actitud, le ayudamos a sanar, le hacemos sentir que los amamos? Aún no es demasiado tarde. Qué podríamos hacer? Me gustaría compartir algunos aspectos con usted en el próximo artículo.

 

Dra. Débora Flores Acuña.

Psicóloga Clínica, Criminal y forense

Tel: 714 2040 * 831 2720.