HABILIDADES SOCIALES

 

 

El término habilidad puede en tenderse como destreza, diplomacias, capacidad, competencia, aptitud. Su relación conjunta con la palabra social nos revela un intercambio de acciones de uno con los demás y de los demás para con uno.

Las habilidades sociales, son un conjunto de conductas, puestas de manifiesto en las relaciones con otros,  éstas dotan a la persona que las posee de una mayor capacidad para lograr los objetivos que pretende, manteniendo su autoestima sin dañar la de las personas que la rodean. Éstas son herramientas que nos sirven en la vida cotidiana para relacionarnos con los demás, sobre todo cuando nos desempeñamos como servidores públicos, son parte de la formación del individuo desde su infancia hasta su muerte. Las habilidades sociales son estrategias aprendidas de forma natural, se adquieren mediante reforzamiento positivo y directo de las mismas; también se adquieren mediante aprendizaje vicario u observacional, mediante retroalimentación interpersonal y mediante el desarrollo de expectativas cognitivas respecto a las situaciones interpersonales.

Entre los diferentes tipos de habilidades sociales elementales que se pueden entrenar están: la escucha, iniciar una conversación y a mantenerla, formular preguntas, dar las gracias, presentarnos ante otros y presentar a los demás, pedir ayuda, dar y seguir instrucciones, pedir disculpas, ser persuasivo, conocer y saber expresar  nuestros sentimientos y emociones, valorar y respetar los de los demás, pedir permiso, compartir , ayudar a los demás, consensuar, el autocontrol, la asertividad (La asertividad proviene de un modelo clínico, cuya definición apunta a un gran conjunto de comportamientos interpersonales que se refieren a la capacidad social de expresar lo que se piensa, lo que se siente y las creencias en forma adecuada al medio y en ausencia de ansiedad.), la empatía (ponerse en el lugar del otro), la comunicación no verbal, entre otras.

Existen varias teorías al respecto, destacando la Teoría del Aprendizaje Social que está basada en los principios del condicionamiento operante desarrollado por Skinner (1938) y parte del supuesto de que la conducta está regulada por las consecuencias del medio en el que se desarrolla dicho comportamiento.  El proceso de socialización se va dando a través de un complejo proceso de interacciones de variables personales, ambientales y culturales. La familia es el grupo social básico donde se producen los primeros intercambios de conductas sociales y afectivas, valores y creencias, que tienen una influencia muy decisiva en el comportamiento social. Los padres son los primeros modelos significativos de conducta social afectiva, quienes trasmiten ciertas normas y valores respecto a la conducta social, ya sea a través de información, refuerzo, castigo o sanciones, comportamiento y modelaje de conductas interpersonales.

La incorporación del niño al sistema escolar (el segundo eslabón) le permite y le obliga a desarrollar ciertas habilidades sociales más complejas y extendidas. El niño debe adaptarse a otras exigencias sociales: diferentes contextos, nuevas reglas y necesidades al tener nuevas posibilidades de relación con adultos y con niños de su edad, mayores y menores que él. La interacción con sus iguales afecta el desarrollo de su conducta social, proporcionándole al niño muchas posibilidades de aprender normas sociales y las claves para diferenciar entre comportamiento adecuado e inadecuado en el ámbito social. Por último, la amistad contribuye a la socialización del niño a través de su impacto en la formación de la imagen de sí.

Si cultivamos y dominamos estas habilidades podremos conseguir satisfacciones en el ámbito de la familia, de las amistades y en todas las relaciones. E incluso nos ayudarán a la hora de conseguir un empleo, de relacionarnos con nuestros jefes y compañeros de trabajo y de convencer a otros de nuestras posturas o planteamientos.

 

Lic. Bertilia Dávila

Psicóloga Clínica

Cel # 9490314